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ENTREVISTA

Idili Lizcano

Idili Lizcano es alquimista. Elabora fórmulas de la felicidad a partir de esencias de flores y plantas medicinales. Defiende, porque lo sabe a ciencia cierta, que la felicidad y la belleza son luz interior, que se consigue viviendo en armonía y en equilibrio. Explica con fórmulas químicas lo que el espíritu sabe o necesita y lo hace con los pies en el suelo. Convencido de que el mundo va a la deriva infectado por la neurosis del patriarcado, trabaja por la feminización de la economía siendo uno de los sabios que forma parte del Plan Nacional de Valores impulsado desde la Generalitat para crear una Catalunya con valores.

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La firma de cosmética natural Alqvimia es solamente la punta del iceberg de una filosofía de vida que reivindica la felicidad, basada en el equilibrio y la armonía interior de las personas. El filósofo y alquimista creador de la firma que acaba de abrir local en Lleida, Idili Lizcano, defiende un nuevo paradigma que sustituya el patriarcado y reescriba la economía, la educación, la política y la salud desde la feminidad. Idili, un catalán de familia republicana que creció en el exilio parisino, habla con la solidez con la que lo hace un padre a su hijo cuando empieza a experimentar la vida que él ya ha recorrido. Idili sabe cosas, como las sabe un sabio, por experiencia, intuición y por conocimientos heredados. Cree en la reencarnación, sino no se explica por qué con siete años ya sentía el impulso de pasarse la tarde en las perfumerías de París al salir de la escuela convencido de que él de mayor lo haría mejor. Y lo ha hecho. Ha creado (o destapado) el universo Alqvimia, que parece instalado en otra dimensión, en aquella que traspasa el tiempo y está presente en todas las épocas. Seguro que si Cleopatra o la Reina Isabel de Hungría, dos mujeres con fama de tener una belleza poderosa, se untaran con sus aceites esenciales creerían que los había hecho su alquimista particular.

¿Qué es la alquimia?

Una ciencia milenaria. La química original que conserva la parte espiritual y empírica. A partir del siglo XVI se amputa la parte intuitiva y espiritual de la química. Estaba mal visto interesarse por la alquimia, hasta el punto que Newton se escondía por las noches en su laboratorio para experimentar. Antes de morir le quemaron sus libros de alquimia para que no empañaran su carrera empírica.

Las pocas referencias que tenemos de alquimistas provienen de la literatura y el cine. ¿Son fidedignos?

Sí y no. El alquimista no es aquel que transmuta el plomo en oro. Esta imagen es falsa y no tiene sabiduría. El proceso alquimístico es espiritual, de iluminación. No estoy de acuerdo con que el alquimista sea un señor obsesionado con fabricar oro. La alquimia significa transformar, sí, pero transformar la enfermedad en salud, la oscuridad en luz, la maldad en bondad...

¿Dónde queda la búsqueda de la piedra filosofal?

La piedra filosofal es el no ego. La disolución de tu ser con la conciencia primordial. Es disolverse en la conciencia de la felicidad infinita. Cuando tienes un orgasmo tienes un indicio de eso.

No se puede mantener siempre el estado de felicidad... ¿O sí?

El gozo es la parte más femenina de la naturaleza. La mujer está pensada para tener y dar gozo. Vuestra naturaleza es gozo y felicidad. Y no hay mejor tratamiento de belleza que la felicidad. Una de las funciones o capacidades del alquimista es crear fórmulas que den belleza.

¿Cómo define usted la belleza?

Es luz. Es una energía que todos los seres humanos tenemos en nuestro interior y cuando conectamos con esta luz-energía, la irradiamos.

¿Si la llevamos a dentro, por qué no conectamos con ella?

Estamos desempoderados. No estamos alineados en nuestro eje como individuos y personas. La belleza no tiene nada que ver con las medidas del cuerpo ni con la edad. Tiene que ver con la luz. La belleza que se intenta vender ahora a la mujer es muy superficial, falsa, silicónica y quirúrgica y eso la desempodera.

¿Sus productos son de aplicación externa, como llegan a transformar el alma?

Los aceites esenciales de las flores no solo son un fruto aromático sino que son la encarnación en el mundo de la materia del alma de las flores, es la esencia de las flores, que tiene el poder de transformar la esencia femenina. Eso pasa por el componente fitohormonal de las flores. Un aceite esencial es mente. Cuando hueles una rosa, aquella fragancia no tiene cuerpo, no la puedes coger, es un espíritu, es una mente. Aquella mente tiene el poder de transformar la tuya. Según los componentes del aceite esencial puede tener unos efectos u otros.

Cada persona debe tener su propia fórmula de la felicidad, porque no hay nadie igual que otro. ¿Cómo sabe, entonces, lo que va bien a cada uno?

Los productos se escogen o se recomiendan por afinidad energética. No funciona como las cremas antiage o de contorno de ojos, que van ligadas a una belleda asociada solo al aspecto físico y superficial, al paso del tiempo. Los terapeutas de nuestros centros te hacen una prueba a través de la técnica de la quinesiologia. Se realiza un test colocándote diferentes productos en tu mano y así se comprueba si aquella esencia te da fuerza o debilidad, si, en definitiva te hará bien o no. Siempre digo que solamente se tiene que vender aquello que beneficiará a la persona.

¿Por qué escogió la alquimia?

El tema de la alquimia me viene de otra vida. Es alguna cosa que llevo dentro. Si sabemos escuchar nuestra conciencia conectaremos con algo muy profundo que es lo que podemos aportar al mundo. ¿Por qué hay gente que con cinco años toca el piano o baila muy bien? ¿cómo puede ser? Porque ya lo ha tocado antes, el que muere es el cuerpo, no la mente.

Habla de reencarnación.

Sí. A veces sueño las fórmulas, incluso con esencias que no he olido nunca. Eso es un recuerdo de otra vida, si no... ¿cómo puede ser?

Cambiando de tercio, tiene una visión empresarial muy particular y diferenciadora: todos sus trabajadores cobran un mínimo de 1.000 euros y establecerá una jornada laboral hasta las 14.00 horas para que dediquen las tardes a la familia. ¿Por qué lo hace?

Pagar salarios miserables es malo para la economía. No podemos tener un país de gente que cobra 650 euros porque no podrán consumir. Se tendría que subir el salario mínimo a los 1.000 euros. Lo que tenemos que hacer es crear una economía que esté al servicio de los seres humanos y de la felicidad. Este es el nuevo paradigma. Tenemos que caminar hacia el nuevo paradigma en el que el impulso de la economía no sea la codicia sino lo contrario, la generosidad. La madre de la prosperidad es la generosidad. La única cosa que puede salvar el mundo de la decadencia es la feminización de la política, la economía, la sociedad... Eliminar la neurosis del patriarcado, en el cual no son felices ni los hombres. En vez de la codicia tendríamos que hacer una economía basada en la cooperación, que es un rasgo femenino, que también tienen los hombres.

¿Por dónde empieza este cambio de paradigma?

Por eliminar el ego. Donde hay ego no hay amor y a la inversa.

¿Se está produciendo ya el cambio?

Catalunya, que es totalmente femenina: abierta, acogedora, dialogante... creó el Plan Nacional de Valores para construir un país mejor. Somos unos 500 sabios y sabias trabajando aspectos como empresa, justicia... Todo llegará.

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