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ENTREVISTA

'Sin la rebeldía adolescente, se habría extinguido la especie humana'

Es la psicóloga más conocida de España tras su participación en los programas de televisión ‘Hermano Mayor’ y ‘El campamento’, en los cuales trataba la rebeldía adolescente elevada a la violencia moral y física más hiriente. Aprovechamos la visita de la Sonia Cervantes en Torrefarrera para hablar de los principales problemas de la adolescencia que, descubriremos, tienen su inicio y se forman ya a la primera infancia, a partir de los dos años.

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El título de la conferencia que viene a dar a Torrefarrera es una pregunta: ‘Adolescentes: rebeldes sin causa’?. Lo aprovechamos y la reformulamos, con permiso: ¿Hay causa para la rebeldía adolescente?

La hay y es importantísima. La humanidad ha evolucionado gracias a la rebeldía adolescente, al espíritu crítico y el impulso de ir a contracorriente. Gracias a la necesidad de diferenciarse y crear una identidad cuestionándonos lo que somos y hacia donde queremos ir.

Pero entre el punto de rebeldía que nos hace evolucionar y el que destruye hay una gran diferencia. ¿Qué pasa para que un niño llegue al extremo de los adolescentes de ‘Hermano Mayor’?

Para evitar una adolescencia destructiva hay que establecer límites y normas desde la primera infancia. Los padres, las familias, tienen que aprender a educar en el “no” seguido de un “porque te amo”. Se tiene que promover la escucha activa ofreciendo un espacio de comunicación en el cual el niño no se sienta juzgado y en que el padre y la madre puedan guiar a su hijo. Los límites son muy importantes. Siempre utilizo la metáfora de las señales de tráfico. Son para guiarnos y evitar accidentes, claro está que siempre hay quien se las salta, pero cuando tú vas por una carretera y sigues las señales vas seguro, confías en que si reduces a la velocidad recomendada para hacer la curva la pasarás con seguridad.

Los casos de ‘Hermano Mayor’ o ‘El campamento’ son muy graves. Niños y niñas que maltratan a los padres, que se drogan y atentan contra su integridad física. Y lo hacen a pesar de las cámaras. ¿Son casos reales o son representaciones con el fin de alertar la audiencia?

La pregunta que más me hacen por la calle cuando me reconocen es precisamente esta: “¿Son casos reales los que salen a la tele?". A todos los que me lo preguntan les contesto que son muy afortunados, porque significa que no lo viven de cerca. También hay quien se acercan para decirme que no pueden ver estos programas porque se identifican con las familias que salen.

¿Se puede evitar que un adolescente llegue a estos extremos?

Pitágoras siempre decía que si no quieres castigar a un adulto tienes que educar al niño. Se tiene que amar mucho a tu hijo, insisto, y hacerlo es también establecer normas y límites. Ya desde los dos años, aunque parezca pronto. Entonces es cuando empieza aquello de pegar en la mesa cuando el niño se da un golpe con ella diciéndole tonta. Eso no se tiene que hacer, hay que enseñarle autocrítica. En primer lugar, cuando un niño pequeño se da un golpe hay que preguntar: "¿Estás bien?", y después de atenderlo, se le tiene que hacer ver que tiene que ir con más cuidado. Nada de dar la culpa al entorno, en este caso, a la mesa. Tampoco es recomendable la frase de “No pasa nada, ya se le pasará cuando sea mayor”. Se tiene que afrontar cada cosa que hace el niño en su momento y no dejarle pasar nada. Pero no se tiene que hacer con autoritarismo, sino con autoridad y sobre todo con mucho amor.

Lo dice fácil, pero es difícil. ¿Cree que los padres tendrían que ir a un cursillo impartido por psicólogos?

No, la psicología reeduca, no educa. Siempre digo que hay que aplicar el sentido común en la crianza, y mucho amor.

Tanto los casos de adolescentes que trató en la tele como los que hace desde su consulta en Barcelona, ¿se recuperan o recaen?

La terapia es más familiar que personal, quiero decir que el comportamiento del adolescente no es solamente cosa suya, el entorno tiene su responsabilidad tambien. El cambio se promueve desde la familia. Una vez incorporan los nuevos hábitos todo va a mejor.

Aunque la mayoría de veces se le veía neutra y muy puesta en su papel de profesional, tomando distancia con los adolescentes de los programas de televisión, alguna vez se la vio afectada. ¿Era difícil mantenerse distante?

Generalmente, cuando trabajo adopto una actitud distante, sin pretenderlo. Pero en ‘Hermano Mayor’ estábamos todo el día inmersos en los casos y hubo algunos que fueron especialmente duros, como el de Dakota, una chica que había perdido a un hermano y su luto la hacía ser violenta. Lloré mucho, todavía hoy día pienso en ella. Y de hecho, marcó a mucha gente, porque me lo dicen alguna vez cuando me paran por la calle.

Ahora ya no hace ‘Hermano Mayor’. ¿Por qué? ¿Tiene algún otro proyecto televisivo?

Como decía antes, era una inmersión total. Dormía en un hotel y en cualquier momento te despertaban porque tenías que intervenir. Era una terapia a la carta y durante 24 horas. Fue así unos años y acabé agotada física y mentalmente. Hay algún otro proyecto televisivo pero todavía me lo estoy estudiando ya que sé lo que supone y tengo que estar fuerte.

Cambiando de tema, otra de sus conferencias, que da a menudo en escuelas e institutos, trata sobre el bullying. ¿Por qué cree que pasa y cómo se puede solucionar?

Detrás de un asediador y de una víctima siempre hay problemas de autoestima, que al asediador se le suma la falta de la práctica de empatía. Lo que pone fin al acoso escolar es cerrar filas ante él. Yo siempre lo explico con la metáfora del Superman. Hay un código del adolescente en el que ser chivato sale caro. Pero yo les digo que denunciar casos de acoso no es de chivatos, es de héroes. Les pregunto: "¿Qué creéis que haría Clark Kent si viera una escena de acoso? Se pondría la capa de Superman o se marcharía tan tranquilo a la redacción del diario?". Y todo el mundo lo ve claro. No alertar del bullying, grabarlo o compartirlo es convertirse en cómplice del asediador. Yo soy partidaria de educar en las emociones y en la tolerancia cero, que es el que hacen a países como Finlandia. No entiendo por qué no aplican el método Kiva en las escuelas de aquí teniendo en cuenta que está poniendo fin al acoso escolar en Finlandia. El bullying mata.

¿Cuáles son las señales de alerta que tienen que tener en cuenta los padres?

Los niños y adolescentes que lo sufren negativizan el centro escolar, somatizan, cambian los hábitos y lo silencian. Por eso es importante crear un ambiente de comunicación en el cual el niño y el adolescente se siente seguro para comunicarlo.

Antes de finalizar, querríamos hacer referencia a su último libro: ‘¿Vives o sobrevives?'. ¿Cómo identificamos si vivimos o sobrevivimos?

Si cuando te preguntan o te preguntas: “Como estás”, respondes: “No estoy mal” es que estás sobreviviendo. No estar mal no es estar bien. Tenemos que conocernos y reconocer si estamos haciendo y siendo como queremos o no y buscar herramientas para salir de la zona de confort para ser realmente felices y vivir más que sobrevivir. Tenemos que vigilar mucho con el lenguaje interno, aquella voz interior que nos tortura. Hay que tomar conciencia de que “vives según lo dices”.

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