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ENTREVISTA

Ares Teixidó

Según qué cadena de televisión nos miramos, habitualmente relacionaremos Ares Teixidó con un tipo de programa u otro. Familiarizada con la impaciencia de los directivos y la dictadura de las audiencias, Teixidó ha colaborado, presentado o participado en magazines, reality shows y concursos en los principales canales estatales. Su última puesta en escena delante de las cámaras fue el concurso de cultura general 'Tot o res', de TV3, ya fulminato. Lejos de los focos mediáticos, la leridana también tiene tiempo para la interpretación en el mundo del microteatro, un terreno en el cual se encuentra cómoda y que no descarta como camino que puede recorrer en paralelo en la pequeña pantalla.

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Toda la intensidad y la desvergüenza que la leridana Ares Teixidó transmite en el prime time televisivo delante de millones de espectadores se convierten, de repente, en una timidez que descoloca cuando te sientas delante de una mesa para hablar con ella de su trayectoria y las perspectivas en el mundo del entretenimiento. Muy cuidadosa con lo que dice, reivindica todo lo que ha hecho hasta ahora y busca siempre una visión positiva de su experiencia y de la gente con quién ha trabajado.

Con dieciocho años estudiaba un ciclo formativo de prótesis dentales en Lleida y, cuatro años después, vivía en Madrid y hacía de reportera a Mientras duermes de Telecinco.

Me presenté a un casting para un programa de verano en La Mañana TV y de allí fui saltando: primero, en el Canal Català; después, en 8TV, y, finalmente, a Telecinco. Quien apostó por mí fue Brian Ferrandiz, que también es de Lleida y hace muchos años que trabaja en el sector.

¿Le dió algun consejo para sobrevivir en un mundo que, desde fuera, parece muy competitivo y agresivo?

Me transmitió la idea de que tenía que disfrutar con todo lo que hacía. Un paso en falso se puede pagar muy caro, en estos ambientes. El mejor consejo, sin embargo, fue que tenía que aprender a decir que no. De entrada, parece una contradicción, cuando lo que quieres es trabajar. Ahora pienso que he llegado más lejos por los trabajos a los cuales he renunciado que por los que he aceptado.

Es para alejarse de programas como Gran Hermano?

Dicho así parecería que reniego de la experiencia y de todo lo que representó. Cuando me lo propusieron, no me lo podía creer. Yo venía de comentar la temporada anterior y, entonces, me propusieron entran. Ahora no repetiría, pero lo volvería a hacer. Quizás lo pasé mal porque estás muchos días seguidos sin ver el sol y, cerrada allí dentro, pierdes la noción del tiempo e incluso te olvidas que aquello es un trabajo. Es muy diferente de estar en un plató con cámaras, prompter y público. Ahora puedo explicarlo y, con la distancia, sólo veo las cosas buenas. Me expuse el tiempo que duró y, cuando se acabó, no exploté al personaje. Tenía claro que no quería seguir aquel filón.

Aunque debe ser inevitable una cierta exhibición pública.

Forma parte del juego. Lo que no quería era venderme y quedar atrapada. Todo lo que ha salido de mi vida privada ha sido fruto de preguntas de los periodistas en situaciones inesperadas que respondía sin más.

¿El de concursante era un personaje muy diferente de la Ares presentadora?

No es una cuestión de personajes, siempre soy yo misma, sea el trabajo que sea. En programas como Gran Hermano, los personajes los construyen cuando editan los resúmenes. Cuando extraen el material para las ediciones especiales, siempre ponen el acento en las situaciones más polémicas. Una bronca tiene más interés que dos personas que están tranquilas. Si tú obvias buena parte de las escenas y situaciones que han llevado aquellos concursantes hasta allí, es más fácil construir personajes. Nadie nos decía lo que teníamos que hacer, sencillamente forzaban las cosas: si veían que te dormías después de comer, subían el volumen de la música para despertarte; así es más fácil que te enfades por cualquier cosa.

Una dinámica muy diferente de la de presentar un concurso como ‘Tot o res’ en TV3.

Para mí, fue una experiencia muy buena, corta pero intensa. Después de tantos años viviendo entre Madrid y Barcelona, fichar por Televisió de Catalunya fue como volver a casa. El equipo era muy profesional y sólo puedo decir cosas buenas. No descarto que en el futuro volvamos a hacer cosas juntos.

El nuevo director, Vicent Sanchis, rompió una tradición de la casa que la diferenciaba del resto de los canales: mantener los programas como mínimo toda la temporada. La primera decisión que tomó fue cancelar el concurso.

¡Pues siempre podré decir que fui la primera presentadora que despidió TV3 a media temporada! Bromas aparte, me sabe mal que el programa no haya tenido continuidad, aunque yo vengo de trabajar a las privadas y eso es muy habitual.

Las audiencias, en la televisión, son implacables.

La verdad es que siempre me han hecho sufrir, porque soy muy consciente de cómo nos acondicionan. Después, una vez está hecho y no hay marcha atrás, tampoco hay tiempo para lamentarse ni quejarse.

Pero sí para repensarse. ¿Cómo ha vivido este pasado mes de abril con Àlex Casademunt representante Dreams en Microteatro Barcelona?

Genial. La interpretación es un mundo que me llama la atención y con Àlex teníamos ganas de hacer un proyecto así, de pequeño formato. Es curioso, porque después de tantos años delante de las cámaras, de repente, tienes la gente a tocar y está, al fin y al cabo, muy vivo y próximo, el público ve hasta el último detalle y, si tienes que llorar, no se pueden hacer trucos. No quiero decantar mi trayectoria hacia el teatro, sencillamente no descarto ir trabajando, porque me gusta. Una cosa como esta no la haces por dinero.

¿La belleza abre puertas?

O las cierra. Cuando la belleza te acompaña, supongo que es fácil caer en el rol de mujer objeto y debe ser difícil salir. En todo lo que he hecho he intentado evitarlo. Chicas guapas, hay muchas, y de bonitas y licenciadas en Periodismo, también. Yo no tengo estudios de Comunicación, o sea que he tenido que luchar contra los prejuicios. Tienes que estar muy segura de cómo eres y de lo que haces, porque cuando estás un poco baja de defensas te puedes preocupar en lo que piensan los otros y hundirte.

¿En momentos de duda, qué ha hecho para sobreponerse?

Trabajar, ser consciente de dónde estás, respetar la audiencia y buscar la complicidad de la gente que sabes que te ama. Para mí es muy importante la familia. Vuelvo casi cada fin de semana a Lleida y, aunque no siempre les hago caso, escucho lo que me dicen mis padres y mis hermanas. Tienes que aceptar a las críticas y distinguir las constructivas de las gratuitas. Por suerte, en la calle, si me para a alguien, siempre es para decirme cosas bonitas.

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