ENTREVISTA
Cristina Fallarás: 'Después del desahucio perdí el miedo porque ya no tenía nada que perder'
Nacida en Zaragoza, en la cuna de una familia poderosa y afecta al régimen, Cristina Fallarás descubrió con los años que había crecido en un oasis de hipocresía y se fue desmarcando. ‘Honrarás a tu padre y a tu madre’ (Anagrama) es la novela con la cual ajusta las cuentas para poder hacer limpieza. Es periodista y se declara abiertamente de izquierdas. Su vida se cambió como un calcetín cuando en el 2012 perdió el trabajo y en pocos meses la desahuciaron. Entonces explicó su drama al libro ‘A la puta calle’. Entonces perdió el miedo a decir lo que piensa. Hablamos de periodismo, política y feminismo después de la conferencia que dio en la UdL.
Cerrados en el despacho del gabinete de prensa de la Universidad de Lleida, la entrevista es interrumpida constantemente por llamadas y mensajes de las diferentes productoras con las cuales colabora en debates televisivos. Conseguimos hablar un rato, corto, y descubro que en pequeño comité es tan intensa como delante de las cámaras.
¿Como ha vivido la escritura y la publicación de suyo último libro, Honrarás a tu padre y a tu madre (Anagrama 2018), en el cual ajusta las cuentas con una parte importante y poderosa de la familia?
He roto el silencio. La mía es una lucha de hace muchos años para romper el silencio y hacerlo en primera persona. Somos mucha gente en la que nos falta una narración de nosotras mismas. Nadie lo ha hecho ni lo hará por nosotros. Desde que expliqué mi propio proceso de empobrecimiento y el desahucio en A la puta calle que vi la necesidad de narrar el mundo en primera persona, desde mi punto de vista. Honrarás a tu padre y a tu madre es una forma de enfrentarse al silencio impuesto por el franquismo. Romperlo desde dentro, desde la propia familia. ¿Por qué no hemos resuelto el conflicto colectivo? ¿Por qué no hemos sabido pasar página y dejamos que haya gente enterrada en las cunetas? Me parece que es imposible de resolver los asuntos públicos si previamente no he solucionado el personal, los privados, los familiares. Este tipo de respuestas no se pueden imponer desde la política.
Parte de su familia no estuvo muy contenta.
Me amenazaron con querellas, pero no sé si finalmente lo hicieron. Preferí desentenderme, les dije que se pusieran en contacto con la editorial. Realmente no me importa, cada uno tiene que ser responsable de lo que hace y lo que escribe.
Lo que marca un punto de inflexión en su actitud es cuando su vida cae en un pozo a raíz de perder el trabajo y el piso.
En la vida he vivido dos cambios sin retorno. El primero fue el nacimiento de mi hijo, que coincide en una época durante la cual soy víctima de violencia machista en el ámbito profesional. El despido y el desahucio es el segundo y el más bestia. La gente piensa que me he recuperado, pero no me reharé nunca de haber perdido el trabajo y el piso y haber vivido prácticamente en la intemperie con mis hijos durante un año y medio. Perdí el miedo porque ya no tenía nada que perder. Todos nuestros miedos son miedos a perder alguna cosa. El amor, el trabajo, el piso... El que tiene una manzana se convierte en capitalista porque ya no quiere compartirla. Cuando no tienes nada ya no puedes ser conservador y ves el mundo de otra manera.
¿Con perspectiva, como ve la Cristina Fallarás anterior a esta crisis?
Era mucho más ignorante. Hay una sabiduría que te la da el dolor, el padecimiento y la pobreza. Llegas a un conocimiento de ti misma que seguramente no puedes llegar de otra manera. El éxito también te debe dar otros conocimientos, no lo sé, los míos son fruto de aquel momento tan duro. Era una mujer más frívola y me permitía pasar de puntillas por el dolor sin olerlo. Ahora me cuesta desvincularme del dolor ajeno, ignorarlo. Estoy atada de alguna manera.
Uno de los temas en los cuales también ha posicionado abiertamente es en contra de la prostitución y los discursos para regularla.
Este debate nos ha sido impuesto por el machismo y el proxenetismo. Las feministas luchamos por los derechos de las mujeres como personas, no puedo concebir la esclavitud de una mujer para el placer sexual de un hombre. En el fondo sois vosotros los que no queréis abolir la prostitución porque os beneficiáis, porque la consumís en grandes cantidades. En España hoy en día hay 40.000 esclavas sexuales y cada día hay miles de hombres que las violan y agreden para su placer particular. ¿Tú crees que una mujer que cobra para hacer una felación libremente es realmente una prostituta? Estas son una minoría testimonial, no son el grueso real de la prostitución. Hasta que no establecemos al sujeto debate no podremos hablar. Lo que tenemos que hacer es prohibir y erradicar la venta de mujeres y la violencia que sufren. Después podemos hablar de prostitución y del sujeto que queréis regular.
Lo que sí que afecta a todo el mundo es la lucha contra la pobreza. ¿De aquí salen campañas como el hashtag #cuentatupobreza?
Tenemos que cambiar la lógica y no esconder la pobreza, ni como hace mucha gente, convertirla en una amenaza para aferrarse al poco que tiene. Este hashtag sirve para darnos cuenta de que, a pesar de todo, la gente sobrevive. Nos han escondido aquello que no quieren que vemos durante los últimos cuarenta años: la pobreza, la corrupción, la extrema derecha, los crímenes ligados a la monarquía, la violencia contra las mujeres... y de repente ya no se pueden esconder estas cosas. Los sistemas para compartir información ya son una exclusiva de los medios convencionales que necesitan grandes cantidades de capital. Yo puedo llegar a miles de personas a través de un hashtag en una red social, sin pedir permiso a un superior. Eso es periodismo sin intermediarios, directo.
¿Si este es el futuro de la profesión, quién se podrá ganar la vida de periodista?
De lo que no puedo vivir yo, que voy por libre, es de lo que pagan los diarios y las teles. Pero gracias a estos a mí me invita la Universidad de Lleida (UdL) a dar una charla, por ejemplo. Ya nadie nos pagará el periodismo como se hacía antes, lo que pienso es que podemos definir la comunicación de otra manera. Paralelamente tendríamos que luchar por el derecho laboral dentro de nuestra profesión, cosa que no hemos hecho nunca. De los 16.000 contratados que había en el sector en el 2008 en España despidieron 12.000 en tres años. No conozco ninguna lucha por los derechos de los trabajadores de los periodistas. Es uno de los sectores que más ha sufrido la crisis y no hemos hecho ni una manifestación. A pesar de todo, ahora es una época dorada para el periodismo.
Y para la precariedad.
También, pero yo me dedico al periodismo desde los años ochenta y ahora veo la posibilidad de informar libremente de lo que pasa y de establecer un sistema de comunicación independiente del poder, de los bancos y de los que tienen dinero para controlar los contenidos. ¿De dónde saldrán los recursos para hacerlo posible? Ya se verá, pero los que han mantenido los grandes medios durante cuarenta años y que nos han prohibido hablar del franquismo, de las cunetas, de la transición, de la monarquía y del fascismo, que nos han hecho mirar a otro lado y lo han tapado, no serán nuestros mecenas ni los que nos digan nunca más qué podemos explicar y qué no. No sé cómo nos ganaremos la vida, pero sé cómo se desarrollará mi profesión, que es la comunicación.
¿Es un secreto que se guarda o se puede compartir?
Será a través de formas de comunicación colectivas. Profesionales, por descontado. No todo el mundo está capacitado para hacer de periodista.