El efecto mariposa en nuestra casa

La injusticia hace rebelarse a los seres humanos y los lleva a la acción. Cuanto menos, así tendría que ser, aunque hay quien se ha deshumanizado tanto que se queda inmóvil y allí parado impide que fluya la justicia. En el primer grupo está la ilustradora leridana de Llardecans, Lara Costafreda, que el verano pasado, viendo la crisis de los refugiados sirios siguió el impulso de coger el primer avión para viajar a Eko Camp, en Idomeni, Grecia, donde más de 18.000 personas, la mayoría mujeres y niños, sobrevivían en tiendas de campaña a la espera de que Europa abriera fronteras y los acogiera. “El grupo Txarango, que conozco bien, había ido antes y al explicarme la situación, Ruben Wagenberg y yo fuimos para hacer unos talleres artísticos con los niños y estar allí por lo que fuera que pudiéramos hacer para ayudar”, explica Lara.

Allí conocieron a otros catalanes que habían seguido el mismo impulso y se encontraban en el campo emitiendo programas de radio o grabando programas denuncia para la televisión. Al volver a Catalunya, siguieron en contacto y organizaban, cada uno por su lado pero manteniendo informados al resto, acciones para mantener viva la actualidad del drama de los refugiados y crear una masa crítica en la sociedad. Todavía con la resaca de lo que había visto en Eko Camp, sucedió el desalojo y traslado de los refugiados en Vasilika y Lara, con otros catalanes, se volvieron a marchar para ayudar. El nuevo emplazamiento era un campo militar, con fuerte presencia militar de guardias y rejas por todas partes que impedían la entrada de extranjeros. “Los niños nos hicieron un agujero en el suelo por debajo de la valla para colarnos en el interior”, recuerda. Era pleno verano, el termómetro se disparaba y los refugiados, sirios y afganos, principalmente, sujetos a racionamiento, se deshidrataban, de manera que los catalanes empezaron a pedir dinero para comprarles agua. “Una vez convives y conoces en primera persona a los protagonistas de este drama no puedes no hacer nada”, dice Lara. Así que de nuevo en Catalunya impulsó la campaña Casa Nostra, Casa Vostra. “He hecho un parón profesional para poder dedicarme en cuerpo y alma a la campaña”, que trabaja por todos los migrantes, “los que queremos acoger y que el Gobierno se ha comprometido a acoger, y los que ya están aquí, que han llegado de manera ilegal, para velar por sus derechos y que puedan tener una vida digna,” explica Lara.

La campaña promueve un manifiesto, Que Catalunya sea tierra de acogida, para presionar el Gobierno a tomar medidas en pro de los refugiados. De momento cuenta con más de 34.000 firmantes. El próximo 18 de febrero será el acto final de campaña, una manifestación en Barcelona, que se espera que sea multitudinaria. “Nos hemos reunido con grupos parlamentarios y están receptivos pero si ven que la ciudadanía no se moviliza, si creen que no les tiene que dar votos, no moverán ni un dedo”. Así de claro habla Lara, que aunque está contenta porque se está haciendo alguna cosa, teme que al final, si no hay voluntad política, no sirva de nada. No serviría de nada que decenas de músicos se hayan reunido por la causa a grabar una versión del Mediterráneo de Joan Manel Serrat, y que se podrá escuchar al concierto del 11 de febrero en el Palau Sant Jordi en el cual artistas como Lluís Llach, el Hurón de los Baos, Manolo García, Amaral o Txarango cantarán para recaudar fondos que se distribuirán entre las entidades que trabajan por la dignidad de los refugiados. Y después del 18 de febrero... ¿qué? La red con más de 300 voluntarios y que se sostiene con donaciones, no necesariamente económicas (Google les ha cedido espacios de publicidad a través de espónsores y hay escuelas de Barcelona que asumen las impresiones y fotocopias), finalizará su tarea a febrero, cuando se cerrará la campaña y se entregarán las firmas al Parlament. Se espera que “el Gobierno catalán responda a la movilización ciudadana. El Estado ha bloqueado la acogida porque quiere. Que miles de personas vivan dignamente depende simplemente de que uno o dos políticos pongan su firma en un papel para desbloquear la acogida de los 17.000 refugiados que se comprometió ante la UE. La Generalitat dice que no puede hacer nada, pero puede mejorar la situación de los que ya están aquí”, finaliza Lara.

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