Aficiones en miniatura
Hay obras que impresionan a primera vista y después no resisten el detalle. No es el caso de las figuras de Jordi Gros, protésico dental de día y artesano de miniaturas de noche. Las piensa, las diseña, se asegura de que tienen rigor histórico, las esculpe, las pinta y les busca el busto ideal. Cuando se vende alguna es como venderse una parte de sí mismo.
Las aficiones muchas veces se apoderan de nuestra alma el día más inesperado, por una combinación de azares absolutamente imprevisibles. “Cuando éramos pequeños los veranos en Lleida ciudad eran muy aburridos y con mi hermano nos empezamos a aficionar a pintar figuritas de maquetas”, explica Jordi Gros. Treinta años de experiencia más tarde ha ganado, junto con dos amigos gallegos, uno de los premios en maquetisme más importantes del mundo –ved el desglose.
Cuando ves las piezas en una fotografía, sin referencias que nos permitan ver de qué tamaño estamos hablando, no te haces a la idea de la medida exacta con la que trabaja Jordi Gros; sencillamente ves a unos personajes muy bien acabados, con unas miradas expresivas, con la ropa arrugada y aquellos botones bien cosidos de la chaqueta medio abierta. Unas recreaciones muy realistas que ganan bastante en el momento que nos dice el tamaño: unos trece centímetros de altura.
La mayoría de las piezas que ha creado Jordi Gros son históricas, y entonces tiene que buscar información para asegurarse que “las maquetas sean rigurosas y se ciñan a la realidad; si te presentas a un concurso de esta naturaleza ten por seguro que en el jurado habrá alguien que sabe los colores de los sombreros de los suboficiales del ejército napoleónico, cuántos botones llevaban a la chaqueta a los soldados británicos de la primera guerra mundial o como era una espada de la caballeria zarista de finales del XIX”.
Frank Underwood, el temible protagonista de la serie norteamericana House of Cards interpretado por Kevin Spacey, también se aficiona en las maquetas históricas. Él las pinta. Jordi Gros también las construye desde cero. Él mismo reconoce que su especialidad, lo que se le da mejor, es llenarlas de vida con los colores. Con los aerosoles hace las bases y también las sombras y con los pinceles va creando los mil detalles que dan profundidad y riqueza, expresividad y realismo a las figuras. Es protésico dental, aunque desde su punto de vista “no hay ninguna relación entre el trabajo y la afición”.
Cualquiera que ve el resultado final se imagina que tiene un estudio lleno de manchas, pinceles, trapos y pinturas y una lupa enorme para poder trabajar con precisión. Ni rastro. Ordenado, aseado y preciso, Jordi guarda las decenas de pinturas, pinceles en cajones y estantes y “no utilizo ningún tipo de lupa porque aparte que no tendría la precisión que necesito, los oftalmólogos me han dicho que este tipo de esfuerzo ya va bien para la vista”.
Nunca se ha planteado profesionalizarse, si es que alguien en este mundo se gana la vida haciendo manualmente este tipo de piezas de coleccionistas. “Al principio había hecho tanques u otros complementos grandes que son muy bonitos pero ocupan demasiado espacio, ahora sólo hago personajes solos, a veces a caballo o de medio cuerpo”. Las figuras las guarda en una vitrina del comedor y, de vez en cuando, hay alguna que desaparece porque se desprende de ellas.
“Da pena porque has invertido muchas horas y de alguna manera las quieres, pero también es una forma de hacer espacio y que alguien más disfrute lo que hago”. Sin dejar de trabajar con estas medidas, “ahora me estoy aficionando a las figuras fantásticas porque son menos estrictos y tengo más margen por crear”.
Tres años, tres autores, un premio La Word Model Soldiers Federation organiza cada tres años un concurso internacional de modelismo. Este año se celebraba en Chicago y el primer premio de la categoría Best of Show fue por esta pieza inspirada en la batalla de Rocroi (Flandes, 1643). Hace 23 x 15 centímetros y han estado casi tres años trabajando. Gros ha formado equipo con los gallegos a Juan Carlos Ávila y Luis Esteban Laguirda, sobre todo haciendo trabajos de pintura. Está considerado el galardón de modelismo especializado en motivos históricos de carácter bélico más importante del mundo. Aparte de las cuestiones técnicas (proporciones, expresividad, detalles, colores, precisión...), el jurado también valora el rigor histórico de las piezas.