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"Un libro es fuerza, es valor, es alimento; una antorcha del pensamiento y manantial de amor." Esta frase del poeta y periodista del siglo XIX Rubén Darío bien podría resumir muchos de los estados de ánimo que hemos sufrido durante esta ya larga pandemia. Los libros han sido uno de los grandes refugios en la mencionada crisis y quizás sea por eso que solamente en un año se hayan abierto cuatro nuevas librerías en la demarcación de Lleida. Todo un récord si tenemos en cuenta que desde los años noventa hasta ahora han bajado la persiana una veintena.

Quizás, seguramente, lo único bueno que nos ha aportado esta pandemia es que los consumidores de libros habituales han ampliado las lecturas y que han surgido nuevos lectores que hacía años que no pisaban una librería.

"El proyecto hacía tiempo que lo teníamos y el tema de la pandemia nos condicionó un poco. Pero a nuestro alrededor detectamos que la gente leía mucho más y vimos que no solamente era un proyecto que hacía tiempo que queríamos llevar a cabo, sino que era el momento", explica Raquel Fontecha, que junto con Joan Roure abrieron el pasado mes de diciembre la librería La Irreductible, en el barrio de Cappont.

Pocos meses antes, en junio, la Pobla de Segur estrenaba también una nueva oferta cultural: la librería El Tintero. Los promotores, Guillem Lluch y Meritxell Bellera, periodistas de profesión, tuvieron que aplazar la apertura varias veces, pero finalmente pudieron hacer realidad lo que denominan "un sueño" que desde hacía tiempo tenían en mente. "Cuando encontramos el local, muy céntrico, vimos que podíamos hacer realidad nuestro sueño y decidimos tirarnos a la piscina. Ya no podíamos hacer marcha atrás, pero, justo entonces declaran el estado de alarma. No pudimos abrir, pero decidimos aguantar." Guillem y Meritxell valoran como "un milagro" que solamente en la demarcación de Lérida se hayan abierto cuatro nuevas librerías, ya que "los libros dejan poco margen de beneficio, pero tener una librería era nuestra ilusión".

Ilusión, cansancio de la ciudad y el despido que sufrió del trabajo que tenía en Madrid llevaron a Meritxell Àlvarez, periodista de viajes, a abrir una librería al pueblo de Alins (Pallars Sobirà), localidad de la Vall Ferrera con nada más que ochenta habitantes. "Necesitaba un cambio radical en mi vida. Estaba harta de la ciudad y el hecho de tener una casa en Alins me animó a llevar a cabo el proyecto de una librería." Meritxell es consciente que echará de menos "el jaleo cultural de la gran ciudad, pero estoy animada a crear en un ambiente bonito y entrañable este pequeño centro de cultura denominado Naturaleza y Libros, especializado en lecturas de montaña y naturaleza".

"La voluntad y la necesidad de dar un paso adelante y de contribuir a llenar agujeros tanto en el ámbito cultural como en el de reactivación económica" son los principales motivos que han llevado a Jordi Souto a abrir el próximo mes una nueva librería en la calle Vallcalent de Lérida: la Fatal. "Estamos ante un sector, el cultural, totalmente machacado y especialmente maltratado. La Fatal es un proyecto buscado y querido, y si además puede contribuir, modestamente, a la reactivación económica de la ciudad, con la creación de puestos de trabajo, pues estaba claro que era el momento".

Hasta ahora, la ciudad de Lleida contaba con un total de siete librerías. Ahora, con La Irreductible y La Fatal, ya serán nueve. En toda la demarcación podíamos encontrarnos con una veintena. "Yo, como librero de tercera generación, debo reconocer que es de una gran valentía la apertura de nuevos establecimientos y no puedo hacer más que aplaudirlo", comenta Jordi Caselles, de la ya centenaria librería Casillas de Lleida (abrió en 1914) y presidente del Gremio de Libreros. Para este hombre, que ha nacido y vivido entre libros, se debe tener presente que "desde que estamos la tercera generación he visto desaparecer una veintena de librerías en Lleida. A partir de los noventa, sea por las jubilaciones sin relevo generacional o bien por falta de modernización, la ciudad sufrió un constante goteo de cierres, y eso, en un momento u otro tenía que cambiar".

De la misma opinión es Núria Dalmases, de la librería Dalmases de Mollerussa, otra de centenaria (fecha de 1919), que opina que “ahora mismo Lleida iba muy falta de este tipo de establecimientos”, por lo cual “las nuevas aperturas son una gran noticia”. Para Núria Dalmases, una librería “no es un negocio para forrarse, ni mucho menos, pero si puedes conseguir pagar a los trabajadores y hacer frente a los gastos se puede vivir”. De la misma opinión es Jordi Souto, de La Fatal. “Nosotros aspiramos a que sea sostenible. Si la rentabilidad es el único objetivo, no es la mejor opción, pero si se tienen otros retornos emocionales, sociales, de satisfacción personal, culturales... toda una serie de componentes intangibles, entonces vale la pena.”

En igual contexto se expresa Guillem Lluch del Tinter o Joan Roure de la Irreductible, para los cuales el establecimiento de feedback con los lectores y la posibilidad de tener una especie de actividad permanente en las librerías son ejes importantes para sus proyectos. En este punto, tanto los libreros más jóvenes como los que regentan una librería familiar de más de cien años están de acuerdo, y así lo explica Núria Sauret, de la librería Sauret de Tàrrega (de 1919); “A diferencia de las plataformas e internet, nuestro valor añadido es la relación personal y que la compra de un libro no es únicamente una simple interacción económica, sino que la librería se ha convertido en un punto de encuentro y de intercambio social, algo muy necesario.” Para Núria Sauret, ella y su hermano Francesc, almas del establecimiento, ven el futuro con optimismo. “Si bien creo que el futuro de los diarios y las revistas será un desastre, pienso que los libros todavía tienen mucho recorrido.”

Organizar actividades con un calendario estable, que pueden ir desde la presentación de un libro hasta la organización de un seminario sobre la literatura polar, como hará Meritxell Àlvarez en Alins, y la promoción de actividades sobre autores o libros o lecturas dramatizadas son algunas ideas y retos de futuro que tienen las librerías con el fin de establecer una relación de complicidad con sus lectores/clientes. Sin olvidar una permanente modernización de sus webs comerciales y una presencia permanente y activa en las redes.

CENTENARIAS: Caselles, Dalmases y Sauret, cien años vendiendo libros

La demarcación de Lleida cuenta con tres librerías centenarias: la Caselles (Lleida, 1914); Sauret (Tàrrega, 1919) y Dalmases (Mollerussa, 1919). La Caselles nace como quiosco en los portales del Ayuntamiento, el Arco del Puente, plaza Sant Francesc y finalmente, en torno a 1934, se convirtió en librería papelería en la calle Major. Desde el primer creador (Bonaventura Caselles) hasta hoy han pasado tres generaciones.

El patriarca de la librería Dalmases, Joan, se estableció en Mollerussa en 1919. Venía de Tàrrega, donde había aprendido el oficio en la emblemática librería de Cal Güell, que actualmente conserva el nombre en honor de la familia que la fundó. El año 1974 la reformaron y más tarde se incorpora Núria, actual alma del establecimiento.

La librería Sauret de Tàrrega nace en 1919, y desde entonces han estado al frente tres generaciones: Ramon y Francisco; lo Cogiera, y ahora Núria y Francesc. Durante los primeros años, la librería, con un fuerte peso de los libros de carácter religioso, se complementaba con una imprenta de tipografía que cerraron hace unos quince años.

MIL METROS CUADRADOS DE LIBRERÍAS EN CATALÁN: Tatxo Benet abrió Ona a Barcelona en plena pandemia

El periodista y empresario leridano Tatxo Benet lidera el proyecto de Ona Llibres, que abrió a finales de mayo a Barcelona. Con mil metros cuadrados, se convierte en una de las mayores librerías de Cataluña, y está especializada en libros en catalán.

En un principio, Ona tenía previsto abrir puertas una semana antes de Sant Jordi, pero la pandemia truncó la inauguración, por lo que tuvo que retrasarse hasta el mes de junio.

Tatxo Benet reconocía que era “una apuesta arriesgada”, pero el empuje del empresario pudo con todos los obstáculos que ha supuesto la pandemia y las restricciones que se derivan y, como apuntó en una entrevista concedida en SEGRE, “dimos un poco de optimismo” a la gente. Por otro lado, Benet ha publicado recientemente el libro La travesía más difícil, donde explica la dura experiencia que vivió como enfermo crítico de Covid-19. Con este libro ha querido rendir un homenaje a la atención médica que recibió y “poner nombre y rostro a las estadísticas”.

Del mismo modo, también asegura que nunca se había planteado escribir un libro y que posiblemente este ha sido el primero y el último.

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