MEDIOAMBIENTE RESIDUOS
Los planes para evitar la contaminación por purines ‘ocultan’ vertidos excesivos
El 15% de los planes de gestión de purines de granjas de Catalunya incluye fincas agrícolas donde ya los vierten otras explotaciones. Agricultura lo ha detectado al someter unos planes hasta ahora en regla a un control más exhaustivo, y ha empezado a corregirlos para evitar que la aplicación excesiva de deyecciones contamine las aguas subterráneas.
Granjas cuyos planes de gestión de purines se consideraban hasta ahora en regla incluyen en realidad la aplicación de deyecciones en fincas donde también los vierten otras explotaciones. El departamento de Agricultura ha detectado parcelas “duplicadas” en el 15% de los planes que ha examinado en toda Catalunya, algo que puede suponer una aplicación excesiva de deyecciones y riesgo de contaminar las aguas subterráneas. La conselleria ha empezado a exigir a ganaderos que corrijan los planes que “comparten” suelo para los purines, meses después de que la Unión Europea (UE) exigiese medidas urgentes para revertir la contaminación de unos acuíferos que apenas han experimentado mejoras en las últimas dos décadas (ver claves).
La duplicidad de parcelas donde se aplican purines ha aflorado a raíz de controles más estrictos en los planes de deyecciones que los ganaderos tienen la obligación de presentar ante la Generalitat. Agricultura los coteja ahora mediante una aplicación informática que le permite establecer con precisión la ubicación de cada finca y la superficie que emplea cada granja para aplicar sus purines como fertilizante. La conselleria indicó que, hasta la fecha, ha examinado el 90% de los planes de Catalunya, si bien no pudo precisar cuántos de Lleida.
“No hay picaresca en todos los casos”, puntualizaron fuentes de la conselleria, que citaron otras posibles causas, como una identificación errónea de las fincas o de sus propietarios. Al constatar que una misma parcela figura en los planes de deyecciones de dos o más granjas, Agricultura convoca a los ganaderos afectados para que acrediten su derecho a verter purines en ella. Los que no pueden hacerlo, deben suprimirla de sus planes y buscar otros medios para ajustar su cabaña al volumen de deyecciones que pueden gestionar. Esto supone obtener otras fincas, aplicar sistemas de tratamiento o incluso reducir el número de animales.
Así, ganaderos que creían tener solucionada la gestión de sus purines se encuentran ahora con un excedente, justo cuando reabren las plantas de tratamiento clausuradas (ver desglose).