“No sé qué habría sido de mi vida de haber ido a la cárcel”

“Bebía y era violento”. Pero la vida de Pepe Ruiz Zurano, de Tremp, cambió radicalmente después de ser condenado por conducir ebrio. Se desenganchó del alcohol y se hizo voluntario de Cruz Roja. “No fue fácil, pero no quise irme de Tremp”. Le cayó el mundo encima cuando le dijeron que tenía que cumplir dos meses de cárcel. “Empezaba a levantar cabeza cuando me dijeron que tenía que ingresar en la cárcel porque me faltaban cumplir dos meses de reclusión”. “No sé qué hubiera sido de mi vida de haber ido a la cárcel”, reconoció. El caso de Pepe Ruiz es el del 95% de penados en Lleida por delitos menores. Totalmente rehabilitado, se sacó el título de Auxiliar de Clínica y trabaja como técnico sanitario. La reforma del Código Penal del 2010, que pasó a considerar delito las infracciones graves de tráfico, duplicó la cifra de condenados en Lleida a realizar trabajos en beneficio de la comunidad. Hoy son unos 300 al año, que cubren menos de la mitad de plazas disponibles (700), ofrecidas por 115 entidades y 150 ayuntamientos. Así lo explicó ayer Maite Agustí, jefa del servicio de apoyo a la ejecución penal del departamento de Justicia, durante la jornada de celebración de los 20 años de las Medidas Penales Alternativas que se celebró en la Seu Vella con un centenar de profesionales vinculados a este ámbito inscritos. Durante estas dos décadas, más de 4.700 leridanos han evitado el ingreso en prisión por la comisión de delitos leves.

No ven un “error evidente” en el caso del violadorEl conseller de Justicia, Carles Mundó, reconoció que el caso del preso de Ponent que raptó, violó e intentó matar a una mujer durante un permiso penitenciario ha demostrado que el sistema “no es infalible”, aunque descartó que haya habido algún “error evidente”. “Salió hasta 20 veces antes de cometer esta atrocidad. Quizás hay alguna circunstancia que tiene que ver con un factor de orden psicológico y personal”, afirmó el conseller en RAC1.