ENSEÑANZA ORGANIZACIÓN
¿Una semana sin clases ahora?
La iniciativa de Cantabria de redistribuir el calendario escolar introduciendo vacaciones en otoño, como hacen otros países, genera debate || Expertos, padres y centros piden no improvisar y ven el clima caluroso de Lleida como un gran escollo para acortar la pausa de verano
Los alumnos cántabros no han ido a clase esta semana. La comunidad ha reorganizado su calendario para introducir una semana de vacaciones en otoño y otra entre febrero y marzo, de manera que tienen una pausa cada 2 meses de clase, como en otros países europeos. A cambio empiezan antes el curso, paran menos días en Navidad y lo acaban un poco más tarde que en Catalunya, donde ya se hizo una prueba similar con la “Semana Blanca” del conseller Maragall. ¿Es viable modificar el calendario? ¿Y beneficioso?
La cuestión es espinosa, ya que, al final, los horarios escolares son también los horarios sociales. “Si los padres no tienen vacaciones estamos igual. Hay que mirar la conciliación laboral y familiar, no se puede improvisar. Tener más pausas podría ser bueno para los niños para descansar, pero si se adecua la legislación laboral para los padres”, afirma Elisa Solé, portavoz de la Fapac en Lleida. Además, remarca que el coste de las actividades alternativas, como las de verano o Semana Santa, es alto y sería difícil de asumir sin ayuda pública.
Desde el punto de vista pedagógico hay muchos aspectos a tener en cuenta. “No es lo mismo en el colegio que en el instituto. En Primaria un niño necesita rutinas y hábitos y, si cortamos a menudo, se descentran. La escuela tiene que estar pensada para que el niño aprenda disfrutando, sin agotarse, buscando la innovación metodológica, la gamificación. En cambio, en Secundaria y en Bachillerato si se enseña a los alumnos gestión del tiempo puede ser una ocasión muy buena para que trabajen por su cuenta sin venir a clase”, explica Victòria Gómez, vicepresidenta del Colegio de Pedagogos y especialista en organización escolar. Además, añade, “parar dos semanas el curso sin tener solucionada la concilicación familiar genera un problema social” y hay que tener en cuenta otros aspectos como la organización laboral, el clima y los recursos de las familias para evitar una “brecha social”.
Los centros de Lleida destacan un gran obstáculo para acortar las largas vacaciones de verano: el clima. “Se puede valorar si es mejor hacer las vacaciones más repartidas y no de golpe, pero hay que estudiar las condiciones de los centros y la conciliación de las familias. En Lleida es imposible estar en la escuela en julio o agosto, ya es muy difícil en junio y septiembre”, opina Agnès Sendrós, directora de la escuela Espiga. Además, cada centro tiene sus especificidades. “En escuelas de alta complejidad como la nuestra, las pausas intermedias no son buenas. Los alumnos se alborotan, lo notamos con los puentes largos. Y las familias no podrían permitirse pagarles actividades, su única opción de ocio acaba siendo la calle. Para el resto sí puede estar bien”, señala la directora del Santa Maria de Gardeny. En Secundaria se ve mejor. “Somos partidarios de racionalizar las vacaciones y repartirlas mejor, creemos que sería positivo para el rendimiento. Pero haría falta promover el uso de las instalaciones de los centros para actividades lúdicas y deportivas, que generan hábitos positivos”, afirmó Claudi Vidal, director del Maria Rúbies. “A nivel educativo, está claro que si los centros permanecen abiertos para actividades educativas de apoyo, no hay ningún problema, para los alumnos es bueno el descanso. Pero en Lleida hace mucho calor y los centros tendrían que estar acondicionados”, afirma Jesús Castillo, director del Guindàvols.
Los deberes, cuestionados por una huelga sin seguimiento en LleidaEsta semana también ha estado de actualidad la “huelga de deberes” convocada por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) para los fines de semana de este mes. El objetivo es reivindicar la recuperación del tiempo libre de los alumnos y sus familias y evitar que las “jornadas laborales” de los alumnos sean en ocasiones más largas que las de sus padres. Esta entidad ha propuesto actividades alternativas, como charlar sobre temas de actualidad, preparar una cena conjunta, visitar un museo, escribir una tarjeta a los abuelos o practicar un deporte, entre muchas otras. La iniciativa no ha tenido seguimiento en Lleida ni el resto de Catalunya (aunque siempre hay quien está en huelga permanente). La principal federación de padres, la Fapac, rechazó sumarse a la iniciativa. “Es una cuestión que se trata de forma muy distinta en cada escuela, según su proyecto educativo. Creemos que lo que hace falta es acabar con el modelo tradicional obsoleto e ir hacia nuevas metodologías y proyectos innovadores”, opinó su portavoz en Lleida, Elisa Solé.