DEMOGRAFÍA POBLACIÓN
Lleida ‘pierde’ inmigrantes
La población extranjera en la ciudad bajó en 2016 por cuarto año consecutivo y ha pasado del 21,4% al 18,9% del total || Hay casos de retorno al país de origen, sobre todo a Latinoamérica, pero también hay muchas nacionalizaciones y emigraciones a otros países europeos con menos paro
El porcentaje de vecinos de la ciudad de Lleida de nacionalidad extranjera ha caído significativamente en los últimos cuatro años al pasar del tope alcanzado en 2012, con 29.887 personas, a las 26.083 de 2016, lo que supone un 12% menos. Este descenso –tras una década de gran eclosión– ha rebajado el porcentaje de población extranjera del 21,37% al 18,9% en este periodo, según las cifras del padrón del INE. Las causas de este cambio demográfico son múltiples y no obeceden solo, como podría creerse a primera vista, al retorno de población a sus países de origen. De hecho, buena parte del cambio se debe a las nacionalizaciones, que, obviamente, hace que personas que eran extranjeras pasen a ser consideradas españolas sin moverse de sitio. En el periodo entre 2012 y 2016 los residentes en Lleida de nacionalidad española han aumentado en 2.114 personas, lo que compensa en parte el descenso de 3.804 extranjeros.
“Pasa un poco de todo. Hay extranjeros que retornan a sus países de origen, sobre todo sudamericanos y algunos más. También hay gente que se va a otros países de Europa donde hay más trabajo, principalmente africanos y algunos europeos, como los rumanos. Y luego están las nacionalizaciones, que con la ley de memoria histórica se han disparado entre los latinoamericanos. Aunque que alguien se nacionalice no quiere decir que se quede en España”, apuntó el profesor de Geografía de la UdL Joan Ganau, quien alerta de la dificultad de tener datos fiables que expliquen con detalle este tipo de fenómenos. Las migraciones están motivadas principalmente por la búsqueda de oportunidades de trabajo, por lo que el aumento del paro en toda España, y Lleida no es una excepción, afectó de lleno a los “nuevos” leridanos. “Cuando se ha hecho ya una migración es más fácil hacer una segunda y si la situación en el país de origen no es buena, hay gente que se va a otros lugares como Alemania, Inglaterra o Francia donde conocen a alguien. Pero también es verdad que uno es de donde comen sus hijos y la vida te lleva a arraigarte donde estás, lo que hace que el porcentaje de retornos acabe siendo pequeño”, concluye Ganau.
El aumento del paro impulsa a marchar al país de origen o a otros, pero muchos han echado ya raíces aquí
Un repaso de las cifras por nacionalidades del padrón da buena nota de los cambios que ha habido en solo cuatro años. Siguen llegando más marroquíes (+586) y argelinos (+292) de los que se nacionalizan, probablemente por la reagrupación familiar y por nuevas migraciones. En cambio, entre los países latinoamericanos, la caída es generalizada. En 2012, residían en Lleida 7.031 personas con nacionalidad de países americanos, mientras que en 2016 son 3.439, menos de la mitad. Los colombianos, que eran la cuarta nacionalidad en la ciudad con 1.616 vecinos en 2012 son ahora la séptima, con 676. También bajan ecuatorianos (-512), argentinos (-414), dominicanos (-406), bolivianos (-344), brasileños (-284), peruanos (-218) y venezolanos (-78). Bajan igualmente los nacionales de otros países europeos como Rumanía (-421, aunque sigue siendo la segunda nacionalidad de la ciudad), Francia (-336), Rusia (-129), Bulgaria (-113), Polonia (-14) y Ucrania (-5). En cambio, como muestra el gráfico, además de los magrebíes, han aumentado los vecinos de Pakistán (+95), China (+90), Italia (+62) y Senegal (+13).
Los 140.000 habitantes, un tope que se muestra inalcanzableLa población global de Lleida ciudad lleva varios años estancada y en leve descenso, desde que en 2012 se llegara al tope de 139.834 habitantes, coincidiendo también con el máximo de ciudadanos de origen extranjero. El umbral de 140.000 habitantes se está mostrando inalcanzable, después de que la década pasada fuera una de las de mayor crecimiento de la población de la ciudad, motivado precisamente por el gran incremento de la población inmigrante. Así, se pasó de poco más de 112.000 habitantes en el año 2000 a 137.387 en 2010, un incremento de veinticinco mil personas (22%) en una década. Con la crisis y el freno a la inmigración, la situación se ha invertido y desde 2012 la ciudad ha perdido 1.690 habitantes, un 1,2%. El crecimiento natural (la diferencia entre nacimientos y defunciones) es levemente positivo pero el migratorio (lo que incluye también catalanes de origen que se marchan) lo compensa a la baja.