TRIBUNALES JUICIO
Las víctimas del apuñalador neonazi dicen que todavía tienen miedo cuando salen a la calle
Reiteran ante la Audiencia de Lleida que los ataques fueron por sorpresa y por ser de origen extranjero || El hombre herido en Príncep de Viana asegura que tras acuchillarle el agresor se fue sonriendo
Miedo, angustia, incertidumbre e inseguridad fueron algunas de las palabras que utilizaron ayer las cinco víctimas del apuñalador neonazi para describir ante la Audiencia Provincial de Lleida las secuelas psicológicas que les han dejado los ataques, todos ellos de manera sorpresiva y sin mediar palabra. Alejandro Ruiz, autor confeso, se enfrenta a una petición de hasta 86 años de cárcel. Las víctimas fueron los protagonistas de la segunda sesión del juicio, declararon protegidas por una mampara y creen que fueron ellas (salvo el hombre de origen español) y no otras personas las heridas por ser de origen inmigrante. “No puedo salir a la calle si no estoy acompañada por otra persona”, aseguró Fatiha, la mujer de origen argelino que fue atacada en el Passeig de Ronda cuando iba acompañada por su hijo y se disponía a entrar en casa. La atendieron en una farmacia que hay a escasos metros. Allí también se refugió Héctor Navarro, la primera de las víctimas por orden cronológico. El joven, de origen peruano, explicó que “sentí dos fuertes pinchazos en la espalda. Nos cruzamos las miradas y segundos después atacaba a la mujer”. Una vecina que estaba en un balcón vio este segundo ataque y llamó al 112. Varios minutos después, en la calle Ramon Llull, se cruzó con José Gómez, de origen español, y le asestó una puñalada en el abdomen. “Iba con dos bolsas porque hacía mudanza. No me dijo nada. Sentí mucho dolor”. La tercera víctima fue Zekuai Hang, de origen chino. Caminaba por Príncep de Viana cuando Alejandro Ruiz pasó por su lado, apartó a una mujer y le apuñaló justo debajo del corazón. Tuvo la suerte de que llevaba un paraguas y pudo medio zafarse para evitar que el cuchillo fuera directo al órgano. “Se giró y sonrió”, aseguró ayer ante el tribunal. Una vecina relató que “entramos con el coche al parking. Nos pasó por delante y mi marido vio que llevaba un cuchillo, tocó el claxon para advertir a la gente pero acto seguido agredió al hombre”. El agresor de Logroño, que estudiaba cuarto de Medicina en la UdL, llegó al Parc de les Vies. Clavó el cuchillo en la espalda a Auran Zeb, de origen pakistaní, que estaba sentado en un banco junto a un amigo. “Intentó sacarlo pero no pudo. Se fue corriendo”. La propietaria del bar de Balaguer desde donde al día siguiente el agresor pidió el taxi para regresar a Lleida explicó que “parecía tranquilo”. El taxista, que fue otro de los 17 testigos que declararon, aseguró que “bromeé con él y le dije que había un apuñalador suelto en Lleida pero él, con lo fuerte que estaba, no tendría problemas”. Tras dejarle, se entregó.
Su padre dice que desconocía que era racista El padre del acusado fue el último en declarar ayer. Aseguró que no explica lo que hizo su hijo. “Era responsable y estudioso pero cuando le vimos ya en la cárcel era cómo si no fuera mi hijo. Estaba en un estado salvaje”. El progenitor aseguró que desconocía que su hijo hubiera protagonizado una agresión racista en Logroño en 2012 (ya ha sido condenado) y que fuera uno de los fundadores de la asociación de ultraderecha Nueva Época.