La bici gana terreno para ir a clase

Este centro, al igual que el Gili i Gaya, ha tenido que ir ampliando sus aparcamientos para atender la demanda ya que los llenan a diario y entre los tres del Camp Escolar suman unas 150 bicis cada día. “Casi se llenan cada día y, además de los alumnos, también hay profesores que vienen en bici”, manifiesta Carme Panadés, directora del Gili. “Es una buena opción. Los alumnos cuando lo prueban les resulta muy cómodo ir en bici, al salir, en nada están en casa para comer y en el centro tienen tranquilidad para dejarla sin necesidad de atarla”, corrobora Emma Carreras, del Joan Oró. Otros institutos de las afueras tienen un número de ciclistas mucho menor. Emili Grau, director del de la Caparrella, el más alejado junto con el Manuel de Montsuar, indicó que en su caso son muchos más los que van en moto que en bici, que solo son 3 o 4. Reclaman un carril bici hasta el centro. La Paeria, que ahora está impulsando su ampliación en Balmes y avenida Catalunya, lo ha habilitado en un tramo de la N-IIa, pero falta llegar hasta La Caparrella, donde también está Inefc.

La UdL también tiene un gran trasiego de ciclistas y promueve iniciativas como el préstamo de bicis a estudiantes de fuera, charlas con consejos de seguridad y la participación en la revisión del plan de movilidad para reclamar la mejora del carril bici. “El gran problema que tenemos es la seguridad, por los robos, e intentamos poner medios para mejorarla”, explicó el vicerrector de Campus, Jesús Avilla. Por ello, la UdL ha instalado las primeras “jaulas” para guardar bicis en el parking del Rectorado, aunque su puesta en marcha se está retrasando por problemas técnicos. Además, prevé cerrar una pista deportiva de Agrónomos como parking de bicicletas con acceso con tarjeta.