TRIBUNALES INVESTIGACIÓN
El acusado del crimen de Acadèmia hizo un curso por violencia machista
Cuando cumplía la condena de 5 años por secuestrar a su exmujer durante nueve horas || También se sometió en la cárcel a un tratamiento de drogodependencia
Jordi Lanuza Rubinat, el instador de fibra óptica detenido por el asesinato de la funcionaria de Enseñanza Amparo Soler Betés el pasado febrero en la calle Acadèmia, asistió a un curso de reeducación para maltratadores cuando cumplía condena en Ponent por secuestrar a su exmujer. Lanuza fue condenado por la Audiencia de Lleida en 2005 a cinco años y tres meses de cárcel por secuestrar durante nueve horas a la que entonces era su mujer. Por estos hechos, cumplió más de cuatro años de prisión, donde ingresó preventivamente en octubre de 2004. Tres años de después de permanecer en la cárcel, Lanuza siguió cumpliendo condena en el centro abierto hasta que en diciembre de 2009 logró la libertad condicional. Durante su estancia en la prisión, hizo un curso de reeducación para maltratadores y también asistió al programa de drogodependencia, ya que él mismo reconoció en el juicio que era consumidor de alcohol y drogas.
Ocho años después de salir de la cárcel, Jordi Lanuza Rubinat vuelve a estar recluido de forma preventiva tras ser arrestado por los Mossos d’Esquadra como presunto autor de la muerte de Amparo Soler Betés, de 61 años. El cuerpo de la funcionaria de Enseñanza apareció sobre las once de la noche del pasado 17 de febrero. Al día siguiente, los Mossos ya interrogaron a Lanuza como principal sospechoso y el juez de Instrucción 4 de Lleida ordenó su ingreso en prisión provisional y sin fianza el pasado 9 de junio ante el alud de pruebas en su contra y al existir riesto de fuga y destrucción de pruebas. El auto del juez explica que la investigación policial ha determinado que, según las cámaras de seguridad próximas a la vivienda de la víctima, el acusado fue el único desconocido que estuvo en el interior del inmueble durante la franja horaria en la que murió la funcionaria. De hecho, Lanuza estuvo 34 minutos en la vivienda. La investigación apunta a que agresor y víctima habían quedado el día del crimen para que Lanuza hiciera una instalación en el ordenador portátil de la mujer. Los investigadores hallaron sangre en la chaqueta que el acusado llevaba ese día, así como en su coche, aunque el arma homicida y el portátil de la víctima aún no han aparecido.