LABORAL
Oficios perennes
Profesiones tradicionales como peluqueros, panaderos, fontaneros o carpinteros, se ven relativamente poco afectados por la innovación tecnológica que reconvierte o amenaza a otros || Apuntan al trato próximo, la formación constante y la pasión como los pilares para sobrevivir y crecer
Las nuevas tecnologías están transformando el mercado de trabajo hasta el punto de provocar la reconversión o incluso desaparición de algunas profesiones. Un informe de la empresa PWC publicado el pasado marzo concluía que en 2030 un 30% de los empleos en el Reino Unido podría verse afectado por la automatización. Pero también hay sectores que quedan bastante al margen de este cambio radical.
Oficios como peluquero, carpintero, fontanero o panadero modernizan su maquinaria o ofrecen más servicios, deben estar al día, en suma, pero no parece que la tecnología vaya a poner en riesgo su pervivencia.
“La tecnología te ofrece nuevos sistemas de gestión informática y de servicios, pero no parece que pueda suplir a la mano de obra”, indica Albert Bellet, presidente del gremio de peluqueros de Lleida, que cuenta con unos 1.200 establecimientos en la provincia, número que se mantiene más o menos estable desde hace tiempo. Añade que el grueso de los negocios han conseguido superar la crisis y la subida del IVA de su actividad del 8% al 21%. “Sí se perdieron algunos trabajadores”, apunta.
La evolución tecnológica afecta en mayor medida a los instaladores, aunque también hay diferencias entre su abanico de oficios. “En instalaciones de aires acondicionados, calefacción o de fontanero cada vez hay más componentes electrónicos y domótica”, explica Xavier Ferrer, presidente de Agrisec, una de las dos patronales del sector.
Los panaderos también son optimistas por lo que a su futuro se refiere. “Hace años lo veía más negro con la competencia de las masas congeladas, pero la gente cada vez valora más la producción artesanal y de kilómetro 0 y hay una mayor concienciación por la alimentación saludable, lo que nos beneficia”, opina Manel Llaràs, presidente del gremio. Aunque el saldo de panaderías cerradas y abiertas en los últimos años es negativo en Ponent, defiende que la esencia es innovar y elaborar productos de calidad.
En primera persona
- Roger Canela. Panadero:
«Cambié de payés a panadero».
“Tras una fuerte granizada que me hizo perder prácticamente toda la cosecha de la temporada lo vi claro. Decidí reinventarme y formarme para ser panadero. En casa ya elaborábamos pan, siempre nos había gustado y me fui a Barcelona a estudiar y a aprender las técnicas tradicionales”, explica con una sonrisa Roger, de Benavent del Segrià, que abrió hace algo más de dos años la panadería Papanbread, en la calle Roca Labrador de Lleida. “Hemos conseguido fidelizar a los clientes, agradecen las elaboraciones artesanales y de calidad, todas hechas con masa madre, y el trato próximo que ofrecemos”, señala. En el negocio familiar también trabajan y colaboran sus hijos, sobrinos y su esposa.
- Desiree Mata, Peluquera:
«El cliente es como de la familia».
Désireé Mata regenta junto a su madre Paquita Campaña la peluquería Mata & Campaña, con una larga trayectoria desde que su padre abrió en 1967 una barbería para hombres que en 1974 pasó a ser también para mujeres. “Para nosotros, el cliente es como si fuera de la familia”, lo que se refleja en que atiende a hijos y nietos de los clientes de los primeros años. Mata dice que aunque las nuevas tecnologías no afectan a la esencia de su oficio, sí lo hacen a sus servicios, como tablets para que los clientes cotejen propuestas de cambio de look, y añade que “las nuevas tendencias de Londres llegan al momento, cuando antes tardaban un tiempo”. También lamenta los problemas para encontrar personal cualificado.
- Miquel Camí, fontanero y administrativo:
«Hay mucha competencia».
Fontantería Camí es una empresa familiar que este año cumple los 65 años de trayectoria y acaba de ampliar la plantilla. “El grueso de nuestro negocio sigue siendo las reparaciones a particulares,”, explica Miquel Camí, la tercera generación del negocio que fundó su abuelo, y al que se ha incorporado tras estudiar ADE. Apunta que internet ha aumentado la competencia y ha influido en el funcionamiento del sector. “A menudo nos llaman para instalar una caldera o un aire acondicionado comprado por internet y después no cuadra con la instalación y culpan a la mano de obra”, ejemplifica, mientras dice que la especialización y el trato personal con el cliente son claves.
- Carlos Alarcón, carpintero:
«Este trabajo debe gustarte».
Carlos Alarcón fue miembro de la primera promoción de carpintería de la Escola del Treball en los años ochenta. “Las máquinas se han modernizado, cambian los materiales o las modas, pero el trabajo en si no cambia tanto”, señala. “Este es un oficio bonito, pero también muy pesado, exige trabajo físico y hay que ser muy cuidadoso, por lo que hace falta que te guste”, indica. Añade que hay épocas con más o menos encargos, pero “si trabajas bien, un trabajo te lleva a otro”. En un sector donde predominan la pequeña empresa y los autónomos, Alarcón apunta que “los jóvenes ahora no quieren complicarse la vida, sino hacer sus horas y marcharse a casa”.