HORTA ACTIVIDADES
Denuncian que un taller precintado por la Urbana por ilegal sigue activo
Está en la partida de Grenyana y continúa reparando coches junto a un camino || La Paeria ordenó el año pasado su clausura porque incumple toda la normativa
Un taller ilegal situado desde 2014 en una finca de la partida de Grenyana sigue funcionando pese a que la Guardia Urbana precintó el mes pasado el almacén que se usaba para las reparaciones. El propietario del terreno, Manel Cullerés, explicó que aunque el precinto se mantiene, el taller sigue funcionando bajo un porche y junto al camino de acceso a la torre. “Siguen trabajando allí, haciendo daño al medio ambiente, sin pagar seguridad social ni tener ningún documento, ilegales del todo”, denunció Cullerés, que ya ha ganado un juicio para el desahucio de las personas que okuparon de forma ilegal su parcela, pero que no ha podido ejecutar el desahucio por un recurso pendiente. “Siempre tienen siete u ocho coches por allí desmantelados y durante el día van llegando otros y los van reparando. He pedido que precinten también el camino, pero me han dicho que no puede ser, aunque sea mi casa. Alguna vez he impedido que descarguen coches que traen con grúa, pero no puedo estar las 24 horas del día haciendo guardia”, lamentó. Anteriormente, era habitual ver una quincena de coches, aunque en una ocasión contaron hasta 28. Ahora son menos, entre ocho o nueve, afirmó Cullerés, pero siguen estando allí. Además de provocarle problemas de salud, esta situación también le impide, señaló, efectuar reparaciones necesarias en una de las construcciones que hay en esta finca familiar.
La Paeria aprobó el año pasado la clausura de esta actividad, ilegal a todas luces en l’Horta, pero ello no ha frenado a las personas que la explotan, que ignoran esta orden, a la espera de que la Audiencia resuelva el recurso para el desalojo definitivo. Los ocupantes de este espacio nunca han tenido permiso ni contrato de alquiler para estar allí ni aceptan marcharse, afirmó este propietario, quien aseguró sentirse “impotente” ante esta situación y desamparado por las instituciones.