Carlos Batlle: «Nos faltan vendedores con idiomas que viajen»

“Aquí tenemos veinticinco familias de campesinos y cuarenta y cinco trabajadores, profesionales de la agricultura. Los márgenes, últimamente, son muy ajustados. La competencia es feroz y es difícil vivir de la agricultura. El Horta de Lleida es el corazón de la historia de la fruticultura y la zona que va de Fraga a Balaguer y Mollerussa es referente mundial en fruta, con grandes profesionales. Nosotros supimos diversificar y tenemos una cantidad baja de fruta de hueso, sobre un 30%. La reducción drástica de fitosanitarios por parte de la Unión Europea hizo más difícil cultivar peras y muchos apostaron por la fruta de hueso|pepita, porque es más fácil. Siempre he creído que era malo apostar por lo que es fácil, porque es lo que hará todo el mundo. De 1995 adelante, no estaba de moda plantar perales. Te miraban de reojo y pensaban que estabas loco. Ahora tenemos el 50% de la producción en pera y hay mucha menos competencia, incluso en el ámbito mundial. Enviamos peras a los Emiratos Árabes y a Polonia. La asignatura pendiente es la comercialización. Hemos tenido seis o siete campañas nefastas. Eso sólo se puede solucionar o bien reduciendo la producción, o bien vendiendo mejor lo que hacemos. El mundo es muy grande y hay que trabajar el mercado día a día, mimando al cliente. Nos falta la figura del vendedor que se mueve por otros países, que domina y habla idiomas. El mercado de proximidad es importante, pero nuestra producción es muy grande. Si vendiéramos el 5 o el 7% cerca, ya nos conformaríamos.”