ESNOTICIA
L'Horta, en la encrucijada
La crisis de precio de la fruta acentúa la necesidad de reconversión agraria en las partidas de Lleida || Hay que buscar cultivos alternativos, pero el cambio es complicado y falta relevo generacional
La ruinosa campaña de la fruta de hueso acentúa la necesidad de reconversión agraria en las partidas de l’Horta. Cada vez es más evidente que hay que buscar alternativas con más valor añadido, apostar por la transformación a pequeña escala y mejorar la comercialización. Pero la falta de relevo generacional dificulta esta especialización.
La agricultura en l’Horta de Lleida lleva años en declive, con una gran reducción de explotaciones en las últimas décadas, pero la crisis de precios de la fruta está acentuando el problema y pone de manifiesto la necesidad de reconversión. A los problemas ya conocidos de envejecimiento y falta de relevo generacional, parcelas demasiado pequeñas (sobre todo en la zona de Pinyana) y pérdida de terreno rural por el crecimiento de la ciudad (ahora frenado), se unen otros propios del sector como la falta de dimensión y las carencias en la comercialización, que hacen que el ambiente sea pesimista. “Muchos aguantan porque tienen 55 años y esperan a jubilarse, pero tal como van los precios acabarán yéndose todos”, explica un payés veterano a punto de la retirada.
Muchos coinciden en el diagnóstico, la necesidad de diversificar cultivos más allá de la fruta y los forrajes, pero no resulta fácil ponerlo en práctica, aunque hay algunas experiencias de éxito en verduras y hortalizas, flores, mermeladas y otras. “Si los cultivos no pueden ser de fruta tendrán que ser otras cosas. Producciones de proximidad con alto valor añadido o flores, conservas... algo habrá que hacer. No puede ser que l’Horta quede abandonada y despoblada, pero el relevo es muy difícil. Hasta ahora las fincas que deja la gente que se va marchando las van cogiendo otros más jóvenes arrendadas a bajo coste. Pero tal como va la cosa, también se irán, no puede ser invertir y estar perdiendo dinero”, plantea Salvador Solsona, presidente de Butsènit y de la comisión de l’Horta de la FAV. “O se buscan alternativas o cultivos nuevos o estamos acabados. Todavía se están plantando nectarinas y melocotones, porque son más baratas y producen más deprisa, es la ruina absoluta. Ya hace años que se está yendo a pérdidas”, afirma Joan Queralt, de Torres de Sanui. Para vivir del campo hace falta ahora cultivar al menos 10 hectáreas, mejor si son 15, cuando una generación atrás muchos vivían con fincas de 2. A menudo no resulta fácil conseguirlas en l’Horta. Arrendar la tierra del vecino que se jubila es la estrategia que han seguido muchos, pero no siempre es factible o suficiente.
“Hay que generar industria, pequeños espacios de transformación de productos de huerta y fruta con más valor añadido y marca Horta para mejorar la comercialización”, señala el teniente de alcalde de Urbanismo y Horta, Fèlix Larrosa. La apuesta de la Paeria pasa por promover la diversificación y especialización de cultivos, como verduras y hortalizas ecológicas, por ejemplo, y también otros usos como el turismo rural, la transformación de productos o las granjas escuelas. El nuevo catálogo de masias debe facilitarlos y “también haremos invesiones para hacer l’Horta más competitiva, señaló Larrosa. “Hacen falta herramientas para generar rentas complementarias, pero falta relevo generacional, el payés de 60 años no cambiará”, añadió. “Hay que especializarse y eso vale mucho dinero. No todo el mundo puede hacerlo, porque las explotaciones son pequeñas. Creo que esta campaña marcará tendencia porque habrá gente que económicamente no lo podrá soportar, no les renovarán los créditos. Estar cuatro años a pérdidas es muy duro y como este año vuelva a ir mal...”, advirtió Pere Roqué, de Asaja.