VIVIENDA CONVIVENCIA
El calvario de vivir con okupas
“Es una impotencia total. La estrategia de los okupas es intimidar. La policía ya pasa de venir. ¿Qué podemos hacer? Se creen los dueños del edificio, sin pagar nada y sin ningún tipo de convivencia. Todo el mundo tiene derecho a un techo pero no se puede vivir en estas condiciones. Yo tuve que marcharme de la casa donde me crié en la Mariola, acabé comprándome un piso en La Bordeta porque la convivencia era insoportable” explica una vecina, que querría vender su piso de unos bloques sociales de la Mariola, que mantiene en perfectas condiciones y muy cuidado. De hecho, para evitar que su piso también sea okupado, deja vivir a una conocida suya, que le paga los gastos de los servicios básicos. “Una vez se metieron conmigo y con mi hijo y les dije que no tenía tiempo que perder con estas tonterías, que trabajaba día y noche. Desde entonces no me han vuelto a decir nada”, relata la inquilina. Otra propietaria que vive en este inmueble desde hace más de cuarenta años recuerda con nostalgia cómo su escalera era la más cuidada de los bloques. “Mis padres son muy mayores y cuando les he pedido
[a los okupas de otros pisos]
que bajen la música hacen caso omiso y se ríen. Es una pena. Sus animales se mean en la escalera, hay ratas y cucarachas. No sé cuál sería la solución, pero no podemos seguir así”, matiza. En su bloque hay cuatro pisos por planta y a excepción de seis, el resto están okupados. Entre los bloques Grup Mariola (Ramiro Ledesma), Gaspar de Portolà o Juan Carlos, hay decenas de pisos okupados y otros tapiados con puertas metálicas antiokupación, la mayoría de entidades bancarias. El problema también afecta a otros barrios.
Entidades sociales piden a las administraciones actuar para solucionar la problemática.