SEGRE

TRIBUNALES JUSTICIA

Denuncia que la lentitud judicial deja impunes unos supuestos abusos

El acusado, padre de la denunciante y abuelo de las presuntas víctimas, debía ser juzgado el 18 de diciembre pero murió el pasado sábado || La Fiscalía pedía 6 años

La mujer lamenta que los supuestos abusos a sus hijas queden impunes por la lentidud de la justicia.

La mujer lamenta que los supuestos abusos a sus hijas queden impunes por la lentidud de la justicia.LLEONARD DELSHAMS

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“Mis hijas y yo sentimos impotencia, rabia y una enorme decepción porque la lentitud de la justicia ha provocado que los abusos sexuales que sufrieron por parte de su abuelo hayan quedado impunes”. Esta es la queja de una vecina de la capital del Segrià que en septiembre de 2015 denunció a su padre ante los Mossos d’Esquadra. El juicio, que estaba fijado para el próximo 18 de diciembre en la Audiencia de Lleida, ya no se celebrará porque el acusado, que tenía 89 años, falleció el pasado sábado. La Fiscalía solicitaba una condena de seis años de prisión por dos delitos continuados de abusos sexuales (tres años por cada víctima) y una indemnización de 12.000 euros para las niñas por daños morales. La acusación particular elevaba la petición a 14 años de prisión.

La mujer, que pide guardar el anonimato, lamenta que “la instrucción del caso finalizó hace más de uno año y no ha llegado a juicio. Se sabía que esto podía pasar y hemos luchado para que el juicio se celebrara cuanto antes. Este no es un caso menor”. Los supuestos abusos se habrían cometido entre los años 2003 y 2006, cuando su hija mayor tenía entre 6 y 9 años y la menor, entre 3 y 6. “Aprovechaba que yo me iba a trabajar para abusar de ellas”, explica la madre. Fue su hija mayor la que hace dos años “me contó todo el infierno por el que habían pasado ella y su hermana. No me lo había explicado antes porque mi padre les había amenazado con hacerme daño a mí”.

La mujer afirma que “los psicólogos que valoraron tanto a mis hijas como a mi padre llegaron a la conclusión que los abusos se habían producido y él, aunque no los confesó, nunca los negó”. Lamenta no haber descubierto años antes “lo mal que lo pasaban mis hijas. Todos los problemas los achacábamos a mi separación de su padre”. Una de las causas de la demora del proceso judicial ha sido la renuncia de la primera letrada del acusado, que no podía defenderlo por no tener la experiencia mínima obligatoria para este tipo de casos. “¿Esto no se podía saber?”, critica la mujer, que reitera el sentimiento de impotencia que padecen tanto ella como sus hijas.

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