Más clientela con menos dinero

El censo de la Cámara de Comercio de Lleida cuenta con un total de 2.240 empresas que están en el sector de bares, restaurantes y locales nocturnos. Muchas de ellas comparten el buen balance de Castellarnau, aunque con diferencias. “Para nosotros octubre fue difícil, bajó un montón la actividad, pero el balance general es bueno”, dice Miguelina, responsable del bar El Bugui, en plaza Constitució. “Para nosotros ha sido mejor que el 2016, pese a que notamos un ligero descenso del consumo en los meses de octubre y noviembre, pero creemos que es habitual porque afectó a todos los sectores”, dice Ismael, encargado del bar restaurante Tófol. “Nosotros, que llevamos muchísimos años abiertos, ya tenemos una clientela fija que ayuda a cuadrarnos cuentas, pero sí que es verdad que este año ha sido bueno, bastante lineal, pero bueno”, dice Julián, propietario del bar Roma, al lado del Rectorado de la UdL. Y es que, como dijo un consumidor de este último establecimiento, “la gente vuelve a salir de vermut, pero sin pedir la mezcla”. Es un buen resumen de la actividad hostelera de este año.

Por su parte, los pubs nocturnos y discotecas también están satisfechos con este 2017 que acaba. “Más o menos nos ha ido en la línea de los últimos años”, dice Josep Manel Castillón, “Mannix”, propietario de Les Paul y La Boite. “Notamos la situación política, pero el verano nos ha ido muy bien, la gente quiere salir y volver a pasárselo bien”, recalca. Y es que, entre otras cosas, los bares, restaurantes y discotecas, sirven sobre todo para pasarlo bien y despreocuparse de la rutina cotidiana.

El “botellón”, una lacra para los pubs y discotecas Uno de los principales problemas y que más dolor de cabeza está provocando a los gerentes de los bares nocturnos y discotecas de Lleida y de todo el Estado es el botellón. “Es una cosa que se ha implantado en una parte de la sociedad y para la que es muy difícil encontrar una solución, al menos desde el punto de vista de los bares nocturnos y las discotecas”, dice Luis Diéguez, de la discoteca The Hill. El hecho de poder comprar en cualquier supermercado una botella de alcohol y beberla antes de entrar en la discoteca o el pub de turno ha afectado a las ventas y las cajas de estos locales, aunque suspiran por que en Lleida no haya lo que se denominan “botellones fijos”. “Sí que es cierto que en algunos parkings se forman algunos los fines de semana o los festivos, pero por suerte, en la ciudad no hay una zona fija de botellón ni está muy generalizado”, dice Josep Manel Castillón, “Mannix”. “El perfil principal del botellonero es un joven, estudiante, sin dinero o ingresos fijos que prefiere gastarse un par de euros en una botella, otros 20 en la entrada a una discoteca y entrar bebido para ahorrar. Nosotros no podemos solucionarlo, ellos con 4 euros ya beben y se emborrachan. No podemos hacer nada para enmendarlo, la administración sí podría hacer algo”, se lamenta “Mannix”. Los “botellones” suelen aumentar su presencia en Lleida en los meses de verano.