El puente que impulsó Cappont

Uno de los puentes clave y de los más concurridos de la ciudad cumple sus bodas de plata: el Pont Universitat. Su inauguración en 1993 supuso el espaldarazo a la construcción de otros cinco más y junto con el campus de la Universitat de Lleida marcó el inicio de la expansión urbanística de esta de los barrios de Cappont y La Bordeta.

“Se trata de un puente muy típico de los que se hacían en los 90. De haberse hecho ahora, se habría priorizado que tuviera unas aceras más anchas, pero estaba pensado para acoger el tráfico de parte de la ciudad”, cuenta Jordi Domingo, ingeniero municipal e hijo del jefe de obras que construyó el Pont Universitat. El hecho de que la Generalitat se hiciera cargo del coste de su construcción podría explicar porqué se buscaba un puente más “funcional” para los vehículos. En aquel momento, estaban sobre la mesa la construcción del Pont Universitat y el de Pardinyes. La Generalitat se hizo cargo del primero y el Estado del segundo. “En un principio, nos interesaba estrenar antes el de Pardinyes porque creíamos que había más necesidad”, recuerda el exalcalde de la ciudad, Antoni Siurana. Precisamente, el ex paer en cap protagonizó una de las anécdotas de la inauguración del Pont Universitat, ya que quiso ser el primero en cruzarlo y lo hizo subido a un autobús municipal.

Aparte de la curiosa inauguración, la construcción del puente también dio para unas cuantas situaciones anecdóticas. “Fue necesario redirigir el cauce del río para las obras, pero en una crecida el Segre se llevó parte de los materiales de la obra: andamios, maderas, materiales... Y una de las mayores discusiones que hubo fue con el diseño de las baldosas, se necesitaron semanas llegar a un consenso y escoger su diseño”, dice Domingo. Otro de los inconvenientes que se encontraron fue que el puente estaba más bajo que los demás que componían la canalización. “Esto se debe a que se hizo a la misma altura que los muros que se construyeron más abajo, que los edificó la CHE. No nos notificaron el fallo hasta pasados unos años. El color de los cristales también trajo algún mal de cabeza. Cuando tuvimos que renovarlos, la empresa italiana que los hizo quebró y mientras buscábamos el cromatismo correcto, se instalaron unos cristales rosas”, recuerda el ingeniero, que siguiendo el legado de su padre, se encargó de la remodelación del puente el pasado año suprimiendo la mediana que dividía los carriles de circulación e instalando el carril bici.