El 30% de los locales de Lleida ciudad, vacíos al concentrarse la actividad comercial

Los locales comerciales cerrados en Lleida ciudad se cuentan por centenares a pesar de la tímida recuperación económica. El Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria calcula que el 30% del total están vacíos y proponen que al menos una parte se puedan reconvertir en viviendas o parkings para “darles utilidad y rentabilidad”.

Una tercera parte de los locales comerciales de Lleida ciudad están vacíos, no registran ningún tipo de actividad y la mayoría están en los barrios. Este es el cálculo aproximado del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Lleida (API), un dato que considera “preocupante y que debería incentivar a buscar alternativas de uso, ya que el porcentaje de desocupados aumenta especialmente en las zonas donde las viviendas son más nuevas”, dice su presidente, Josep Maria Esteve. El hecho de que cada vez más el comercio se concentre en el Eix, la Zona Alta, las principales calles de cada barrio y algunas zonas como Copa d’Or y Ciutat Jardí ha propiciado esta situación, pese a que la actividad comercial ha aumentado respecto a los años más duros de la crisis. Por ello, Esteve plantea dar otro uso a los que no tienen salida en el mercado, “buscarles rentabilidad, y una posible alternativa sería reconvertir estos locales comerciales en viviendas, garajes o trasteros”. Una propuesta que permitiría darles un uso para los vecinos. “Nos parece interesante, cuantas más viviendas, más posibilidades de que se abran nuevos negocios”, dice la presidenta de la asociación de comerciantes de Cappont, Elia Jodar. “En nuestro caso, la cosa va por zonas. Por ejemplo, la calle Doctora Castells y avenida València tienen mucha actividad, pero otras como Doctor Trueta o Josep Carner tienen todos los locales vacíos”, destaca. Su homóloga en Balàfia, Meritxell Montagut, explica que en su barrio “hay de todo. Por un lado está la avenida Alcalde Porqueres, donde hay mucha actividad tanto comercial como vecinal, pero por otra están las calles Corregidor Escofet y Corts Catalanes, donde es muy difícil asentar un negocio”. Otro barrio donde también se ha notado el cierre de locales es en La Bordeta. “Entre los que se jubilan y los que cierran debido a la dificultad de mantener un negocio, quedan pocos establecimientos”, dice Paqui Tena, presidenta de los comerciantes, que apuesta por intentar priorizar que los locales cerrados vuelvan a acoger tiendas antes que darles otro uso. Tanto la Federación de Comercio como Pimec Comerç ven con buenos ojos reconvertir parte de los locales. Maria Rosa Armengol, secretaria general de la Fecom, apuntó que “los locales vacíos es un problema no solo de Lleida, también lo es a nivel catalán y estatal” y aboga por concentrar los comercios en el centro de la ciudad y destinar a apartamentos o garajes los locales de los barrios. Por otro lado el presidente de Pimec, Manel Llaràs, valoró que la presencia de tantos locales comerciales vacíos se debe a la falta de aperturas, que lo relaciona con las pocas ayudas que reciben los autónomos a la hora de abrir sus negocios.

Los bancos contribuyen a esta ‘desertización’

Son muchos los condicionantes que deciden la viabilidad o no de un negocio, pero uno determinante es el precio del alquiler del local. Un valor que en los últimos años “no ha hecho más que dispararse. Solo hay que ver el precio del metro cuadrado en la calle Major (60 euros/metro cuadrado) y eso se está expandiendo a otras zonas”, dice Esteve. En los barrios, los más caros solían estar ocupados por surcursales bancarias, muchas de las cuales han cerrado en los últimos años para centralizar sus servicios. “Estos locales son de los más caros, ya que, además de tener una superficie bastante grande, la mayoría de ellos hacen esquina, lo que incrementa su valor considerablemente”, añade Esteve. “Las entidades bancarias eran las únicas que podían mantener locales de estas características, pero estamos viendo como muchas están cerrando, por ello, se debería hacer algo para, por un lado incentivar el comercio a nivel de ciudad y también de barrios y buscar alternativas para las zonas que no tienen rentabilidad. Si no lo frenamos a tiempo, podemos estar ante una auténtica tragedia comercial para la ciudad”, concluye Esteve.