Denunciadas tres agresiones sexuales cada mes en Lleida, dos de ellas por violación

Las comarcas leridanas registraron el año pasado tres denuncias al mes por agresiones sexuales, de las que dos de ellas fueron por violación. En 2017, las denuncias por delitos sexuales se incrementaron un 55% en la provincia, al pasar de 27 a 42 en solo un año. A la hora de llegar a los tribunales, muchos de estos casos acaban en una condena por abusos, como en el caso de La Manada de Pamplona (más información en página 21), alegando que no se ha probado que se usó la violencia.

Según el Código Penal, el delito de abuso sexual consiste en acceder al cuerpo de otra persona sin consentimiento y sin violencia física. En cuanto a la agresión sexual, debe haber violencia o intimidación. Su forma más grave es la penetración, pero no la única, y esta se considera violación. El acceso carnal y el uso de la violencia es la clave para que las condenas sean más elevadas. En el caso de la agresión sexual, si hay penetración las penas oscilan entre los seis y los doce años, y puede elevarse hasta los quince años de prisión si se ejerce una violencia especialmente degradante o se usa algún tipo de arma, si la agresión es en grupo o si la víctima es especialmente vulnerable.

A la hora de llegar a los tribunales, muchos de estos casos tipificados en un principio por la Fiscalía como agresiones acaban en condena solo por abusos alegando que no se ha probado que se usó la violencia. En los últimos años, podemos encontrar varios ejemplos en los tribunales leridanos. En el más reciente, la Audiencia de Lleida condenó a cuatro años a un hombre por abusar de la hija de una conocida de 12 años. La condena fue por abusos pese a que el Ministerio Fiscal solicitaba una pena de 10 años por agresión sexual. Dos meses antes, la Audiencia condenaba a cinco años de prisión a un vecino de Lleida por abusar de su hijastra discapacitada. En este caso, fue la propia Fiscalía la que rebajó su petición inicial de agresión sexual a solo abusos al considerar que no hubo violencia. La condena se agravó porque los abusos se produjeron de forma continuada. Ya en 2014, el Tribunal Supremo ratificó una sentencia de la Audiencia Provincial que condenaba a un hombre a solo cinco años por violar a una menor de 16 años porque este no utilizó la violencia. Caso similar al de un vecino de Solsona que solo fue condenado a dos años por violar a su cuñada con discapacidad porque el tribunal consideró que el ataque no fue violento. En 2011, la violación de una estudiante en el campus de Cappont por dos hombres se saldó con solo cuatro años porque habían consumido alcohol.

#Cuéntalo, una campaña viral que destapa abusos en primera persona Las redes sociales juegan un papel fundamental en las movilizaciones. Tras conocerse la sentencia de La Manada, la ciudadanía no solo ha expresado su indignación en la calle sino también en internet. Bajo la etiqueta #cuéntalo, usuarias y usuarios explican en primera persona cómo han sido víctimas de abusos y agresiones sexuales. En la mayoría de casos, nunca lo habían contado públicamente, otros ni siquiera habían denunciado. Entre estos mensajes, los usuarios comparten casos reales en los que las víctimas ya no pueden contar su fatal historia. Como es el de Isabel Bascuñana, la joven leridana asesinada y violada en 2004. El mensaje dice así: “Me voy a mis clases de derecho en Lleida, cuando acabo aviso a mis padres. Compro un bocadillo y me dispongo a volver. El empleado del parking me estrangula, me viola y deja mi cuerpo en el maletero de mi Nissan. Lo escribo porque Isabel Bascuñana ya no puede contarlo”. Otra joven explica el miedo que pasó por los comentarios degradantes que le profería un hombre que la seguía tras salir de la universidad en Lleida.