Un estudio de la UdL revela que aumenta la desigualdad entre los alumnos catalanes

La educación está considerada como un ascensor social desde hace décadas. La ampliación de la escolarización obligatoria y la progresiva mejora de la escuela pública han posibilitado que niños de familias con rentas bajas puedan acceder a oportunidades muy similares a los de otros de familias con un nivel económico mucho más alto. El problema es que este ascensor da síntomas de sufrir serias averías. Así lo constata el avance de un estudio del grupo de investigación de análisis social y educativa (GRASE) de la Universitat de Lleida (UdL), que ha encuestado a 545 miembros de equipos directivos de escuelas de Infantil y Primaria de Catalunya, tanto públicas como privadas, para comprobar cómo ha evolucionado la igualdad de oportunidades entre 2007 y 2017. A la pregunta de si opinan que han crecido las desigualdades entre el alumnado del centro, un 16,9% dice que mucho, y un 49,2%, que bastante, frente al 23,3% que responde poco y otro 7,3% que dice que nada.

Además, esta impresión es mucho mayor en centros donde predominan las familias de nivel socioeconómico bajo, donde la suma de “mucho” y “bastante” llega al 83,3%; en los que predominan las familias de nivel medio se sitúa en el 62,5%; y en centros con mayoría de familias de un nivel alto se queda en el 44,7%. A nivel general, un 50,6% concreta que los alumnos que han empeorado sus oportunidades educativas son de familias en riesgo de exclusión social por motivos socioeconómicos. Y es que la crisis ha hecho que las familias con menos recursos ya no puedan permitirse inscribir a sus hijos en actividades extraescolares o comprar determinados materiales. Paralelamente, los encuestados constatan que durante este periodo han disminuido tanto los recursos económicos como los humanos para atender a los alumnos más desfavorecidos. Concretamente, un 72,3% afirman que se han recortado. La combinación del deterioro de la situación económica de muchas familias y esta reducción de recursos hace que el porcentaje de miembros de los equipos directivos de escuela que considera que el alumnado de Catalunya no disfruta de igualdad de oportunidades sea ya de un 43,5%, casi a la par de los que responden que sí hay igualdad de oportunidades, el 46,1%. Además, en los centros con más alumnos de familias pobres, los primeros son mayoría (53,7%) .

A la hora de analizar qué factores influyen en que no haya igualdad educativa, entre los más citados figuran el nivel socioeconómico y sociocultural de la familia, el barrio en que vive y su entorno cultural y, a nivel educativo, la deficiente financiación, limitada dotación de profesorado y forma de asignar el alumnado a los centros. Y para intentar paliar esta situación, los directivos citan como actuaciones más frecuentes en sus centros la atención individualizada, la mejora de la metodología docente y dar más apoyo académico a determinados alumnos.