TRIBUNALES JUICIO
Una joven acusa a su padre de violarla 2 veces al día desde que era una niña de 12 años
La Fiscalía solicita una condena de 37 años de prisión para el presunto agresor, juzgado ayer por maltratar y abusar de sus dos hijas || El inculpado lo niega pese a que las dos víctimas sufren secuelas graves
“Mi padre empezó con tocamientos y acabó haciéndome de todo. Con el paso del tiempo las violaciones fueron a más y eran muy seguidas”, a veces hasta dos al día. De esta forma describió reiteradas agresiones sexuales ayer ante la Audiencia de Lleida una joven que ahora tiene 18 años y que las habría padecido desde que era una niña de 12. Declaró detrás de una mampara. En el banquillo de los acusados estaba sentado su padre, N.O.A., de 46 años y vecino de Lleida. La Fiscalía y las acusaciones particulares pidieron que se le imponga una condena de 37 años de prisión por maltratar y abusar sexualmente de sus dos hijas durante años.
El acusado negó los hechos y recordó que fue él quien llevó en noviembre de 2016 a su hija a la comisaría de los Mossos para que denunciara que había sufrido abusos por parte de otra persona. Una denuncia que acabó destapando el caso juzgado ayer, que provocó su detención y su ingreso preventivo en prisión.
Las dos adolescentes explicaron que su padre les pegaba con un cinturón y con el mando de la tele
Las agresiones físicas y psíquicas, según la Fiscalía, tuvieron lugar desde que las dos niñas y su madre llegaron a Lleida en el año 2007. Los abusos y las agresiones sexuales, aunque no se ha podido determinar una fecha exacta, habrían empezado sobre 2010. “Nos pegaba con el cinturón o el mando a distancia si no hacíamos las tareas de la casa. Nos decía que era cosa de mujeres y nos tenía totalmente controladas”, afirmaron ambas jóvenes, que añadieron que “nos decía que éramos igual de zorras que nuestra madre”. La mujer admitió que su expareja pegaba a sus hijas aunque dijo desconocer los abusos sexuales. Denunció al hombre por maltrato pero se retractó.
La mayor de las hermanas explicó que, cuando detectó que su padre empezaba a abusar de su otra hija, “me dije a mí misma que a ella no la tocaría, que ya tenía suficiente conmigo. Por ese motivo intentaba que ella saliera con mi madre. Yo me tenía que quedar en casa con él sabiendo lo que me pasaría a continuación porque, si no accedía, me decía que les haría daño”. Acabó teniendo un rol “sumiso y de pareja con su padre”, como definieron ante el tribunal los psicólogos del Equip d’Assessorament Tècnic i Atenció a la Víctima (EATAV) de la Generalitat (ver desglose). El juicio quedó visto para sentencia.
Un relato “extremadamente creíble” para los psicólogos
Los psicólogos del Equip d’Assessorament Tècnic i Atenció a la Víctima de la Generalitat afirmaron con rotundidad en el juicio que el relato de ambas adolescentes era “extremadamente creíble” y que “estamos en un caso claro de abuso cronificado intrafamiliar”. También explicaron que ambas víctimas sufren secuelas psicológicas como estrés postraumático por los episodios que han vivido a lo largo de estos últimos años pese a que se resistían a explicar las agresiones (físicas, psíquicas y sexuales) porque “nadie quiere denunciar a su padre”. También destacaron que “es difícil cuantificar el número de violaciones, pero por lo descrito eran muy habituales, desde dos por día a dos por semana”.