Los nómadas de la fruta

Son las ocho de la tarde y una treintena de personas se agolpan a las puertas del centro de atención a temporeros en el pabellón 3 de Cappont. Hacen cola para poder ducharse y coger una bolsa de comida con la que aguantar el resto del día. Son temporeros que han venido a Lleida a buscar trabajo en la campaña de la fruta, pero reconocen que la situación es complicada. “Me contrataron durante una semana pero a los pocos días me despidieron”, cuenta Samir, un algeriano que hace varios años que pasa el verano en Lleida. “Lo que nos dan en el centro está bien, pero son gotas de agua en el desierto. Hace falta mucho más que una bolsa con pan y zumos para aguantar todo un día”. Otro temporero, Hassan, explica que el principal problema con el que se encuentran es la vivienda. “Ya sea por precio o porque no quieren tener temporeros, es casi imposible encontrar un piso para nosotros y eso nos obliga a dormir en la calle, es lamentable pero hay que seguir luchando día a día”, explica. El hecho de que muchos temporeros vengan contratados de origen dificulta las cosas a los que han venido a probar suerte. “Nos contratan máximo un par de días y ya está, además de que en algunos casos no respetan los derechos laborales. Es triste pero hay que seguir intentando encontrar trabajo como sea”, cuenta Samir. El concejal de Servicios Sociales del ayuntamiento, Xavier Rodamilans, explica que este año hay 27.000 trabajadores que han venido a Lleida para la campaña de la fruta. El 30% son personas sin papeles y 193 de ellos duermen en la calle. “Falta un compromiso de todas las administraciones. Vienen aquí a trabajar e intentamos darles todos los suministros básicos mientras no son contratados”.