TRIBUNALES SENTENCIA
Condenan a un hombre a pagar 900 euros para proponer sexo a dos niñas en Lleida
Un vecino de Lleida de 60 años al cual la Audiencia también prohíbe acercarse durante seis meses a las menores, que son hermanas || Fiscalia pedía seis años de prisión
Vista general de la entrada de la Audiencia de Lleida, en los juzgados del Canyeret.
La Audiencia de Lleida ha condenado a pagar una multa de 900 euros a un vecino de Lleida de 60 años por ofrecer dinero a dos niñas, que son hermanas, a cambio de mantener relaciones sexuales. El tribunal lo condena por dos delitos leves (antigua falta) de coacciones al pago de sendas multas de tres meses a razón de cinco euros diarios. Asimismo le prohíbe aproximarse a las dos víctimas a menos de 100 metros y comunicarse por cualquier medio durante medio año.
La Fiscalía solicitó para el acusado una condena de seis años de prisión y cinco años más de libertad vigilada al considerar que el hombre, que negó las acusaciones, era autor de un delito de corrupción de menores. Sin embargo, pidió que, de manera alternativa, pudiera ser condenado como autor de un delito de coacciones después de que el mismo tribunal, en un trámite muy poco habitual, afirmara durante la vista oral que los hechos enjuiciados podrían encuadrarse más en esta calificación, y si este fuera el caso, el tribunal no podría condenar si no lo ha pedido antes una acusación.
En este supuesto, el Ministerio Público solicitó una pena de año de prisión y la aplicación de una orden de alejamiento de dos años con respecto a las menores. Por su parte, la defensa pidió la absolución y, subsidiariamente, que fuera condenado por coacciones.
Los hechos tuvieron lugar entre los meses de enero y abril del año pasado en los alrededores de la plaza del Trabajo. El acusado negó que ofreciera dinero a las niñas a cambio de sexo. Sin embargo, las menores, que entonces tenían 13 y 11 años, afirmaron que el hombre les hizo sendas proposiciones.
Según la hermana mayor, cuando salía de comprar pan el hombre le mostró un billete. Asustada, salió corriendo y avisó su padre, de que pudo retener al acusado. Meses antes, el procesado habría hecho al mismo con la hermana pequeña. Los psicólogos consideraron que sus relatos eran creíbles y que se sintieron “asediadas”.
Por su parte, una vecina oyó la proposición en una de las niñas y añadió que era habitual ver al acusado en los alrededores del Auditorio profiriendo expresiones machistas y pidiendo sexo a mujeres que pasan por la calle.
