Viajes, formación y trabajo, las tres alternativas de los jóvenes en verano

El verano es para los estudiantes sinónimo de sol y playa, aunque cada vez son más los que apuestan por aprovechar las vacaciones para seguir formándose o trabajar para ganar un poco de dinero. Los expertos destacan que la sobreformación y los trabajos esporádicos están motivados por un modelo de ocupación precario.

El verano suele ser para los estudiantes sinónimo de sol, playa y mucho tiempo libre para recargar las pilas con los amigos. Sin embargo, cada vez son más los que apuestan por aprovechar cada segundo de las vacaciones para seguir formándose o ganar un poco de dinero. Según la directora del Centre d’Estudis sobre Joventut i Societat de la UdL, la economista Maria Àngels Cabasés, la ‘sobreformación’ y los trabajos esporádicos están motivados por un modelo de ocupación precario. “Desde hace años predomina un modelo de ocupación basado en contratos temporales, sueldos escasos y una baja protección legal. Los jóvenes menores de treinta años han sido los más afectados y, al ver que no encuentran trabajos de calidad, optan por alargar su formación”, explica Cabasés. Además, la desmotivación profesional provoca que en algunas ocasiones los jóvenes sobrecualificados se aparten de la vida laboral y académica durante una temporada. “Existe un mal concepto aplicado a los ‘ninis’. Es cierto que hay muchos jóvenes con un nivel bajo de estudios y en riesgo de exclusión social que tienen unas necesidades específicas. Pero también hay jóvenes sobrecualificados que se encuentran en una situación nini. Y es comprensible que quieran hacer un parón para plantearse hacia dónde quieren continuar”, apunta.

Por este motivo, algunos deciden sacarse un dinero para seguir estudiando u optan por los voluntariados fuera del país, pues “buscan adquirir competencias que no se aprenden dentro del aula, como podrían ser las habilidades sociales, la capacidad de resolver problemas o la autonomía ante una adversidad”. Este último es el caso de Ariadna Sumalla y Genís Galceran, vecinos de La Sentiu de Sió y de Bellcaire d’Urgell, respectivamente, que desde finales de junio trabajan en una escuela de Gambia como parte de un voluntariado. “Lo mejor de estos viajes es que no solo es un proyecto personal en el que conoces otras culturas y aprendes a relacionarte en un idioma que no es el tuyo; también los niños de esos países adquieren conocimientos que les resultan difíciles de conseguir. Ellos aprenden de ti y tu

aprendes de ellos”,