ENTREVISTA BIENESTAR
«Es una buena noticia que haya un conseller musulmán»
Chakir El Homrani sabe que ser el primer conseller musulmán de la Generalitat puede y debe servir para mostrar una realidad, la de la creciente diversidad cultural, que es necesario que se visualice. “Pero se le da una excepcionalidad que no tendría porque cada vez somos más con diferentes orígenes y no debería ser extraño que llegáramos a puestos de responsabilidad”. Lo dice en la primera entrevista que concede a SEGRE, donde también habla de los retos que se ha marcado para su departamento tras la aplicación del 155.
Llega en un momento políticamente difícil y tras el 155. ¿Qué retos se ha marcado?
La situación no se normalizará mientras haya presos políticos y exiliados. A partir de aquí, los retos y las políticas se centran en las personas, especialmente en las más vulnerables, desde la infancia hasta la vejez. Y todo ligado, como decía Dolors Bassa, al trabajo digno. Los retos en política social son muchos.
Seguramente uno será la aplicación de la renta garantizada, muy aplaudida, pero con poco recorrido hasta ahora.
Esta es una de las cosas claramente afectadas por el 155, que ha evitado que se pudiera desplegar el reglamento. Aun con todo, hemos podido pasar de 60.000 usuarios del antiguo salario social a más de 112.000. Y otra realidad es que las familias tienen 200 euros más de media de ingresos. Pero somos conscientes de que no se está dando la respuesta que se esperaba. Estamos trabajando el reglamento con las entidades y hemos constituido un consejo.
Seguramente volverá a ser caballo de batalla la ley de la Dependencia. ¿Tienen previstas nuevas medidas para aplicarla mejor?
La batalla de la financiación es clara: de cada 10 euros, siete los pone la Generalitat, uno el Estado y dos con el copago. Hay un problema muy claro. El PSOE ha sido muy critico con la aplicación de la ley del PP y esperamos un cambio. Por nuestra parte también tenemos que seguir trabajando para ser más ágiles, pero conscientes de las restricciones presupuestarias. Hay que poner medidas para agilizar los procesos, más profesionales y una reflexión más global para evitar la institucionalización en algunos casos.
¿Abrirán el grifo de la concertación de plazas residenciales, de mayores y discapacitados, para reducir listas de esperar y abrir centros que están cerrados?
Ahora mismo tenemos un presupuesto ahogado, pero la voluntad es seguir trabajando en la concertación de plazas. En dos años de conselleria con Dolos Bassa las listas de espera se redujeron, pero hay que seguir, sobre todo en discapacidad, y la concertación es una de las vías esenciales. Es un sector que ha sufrido una congelación y que más ha sufrido en esta crisis.
Un tema más reciente, pero no menos problemático, son los menores que llegan no acompañados. ¿Cómo lo van a resolver?
Es uno de los grandes retos, pero no de la conselleria, sino del país. Son menores sin referentes, las personas más vulnerables, con mochilas muy complejas. En 2015 no llegaban a los 500 y este año ya llevamos más de dos mil. Dar respuesta es una obligación moral y ética. Hemos creado 1.400 plazas y repensado la manera de tratarlos, para que la primera atención la den educadores y no mossos.
Como conseller de Trabajo tendrá que hacer frente a la problemática de los temporeros en Lleida, con quejas vecinales y más 200 personas durmiendo en las calles.
Lo afrontamos por la vía de la inspección de trabajo para luchar contra la precariedad y desde la vertiente de asuntos sociales. Pero hay que recordar otra vez que cuando la Generalitat ayudaba a los municipios a construir albergues, Lleida no quiso. Es lícito, pero no quiso hacer el albergue. Hemos hablado con la Paeria y hace falta una estrategia global porque pasa cada año y no se soluciona. Sobre la situación actual en Ponent, estamos colaborando con los ayuntamientos para buscar alojamientos, pero las plazas no se crean de un día para otro.
¿Es todo un reto ser el primer conseller árabe y musulmán? ¿Impone? ¿Cree que puede servir para romper tópicos?
Muestra una realidad que es necesario que se visualice. Somos un país con gente con identidades múltiples y cada vez nos encontraremos a más personas con orígenes diferentes pero que forman parte de la sociedad catalana y que tienen que tener las mismas oportunidades. Aquí aún no hemos normalizado esta situación como sí han hecho otros países. Lo que tenemos que visualizar es la potencialidad que tiene esta diversidad. Ahora mismo, la mayoría de la población migrada lleva más de 10 años. Yo represento una persona ya nacida aquí, cada vez seremos más y tenemos que llegar a todos los ámbitos de la sociedad. Lo que sería un problema es que gente diversa no llegara a todos los lugares de responsabilidad porque eso representaría que hay barreras. Es una buena noticia para el país, aunque en parte no me gusta porque se le da una excepcionalidad que no tendría que tener.
¿Cómo cree que debería gestionarse esa diversidad cultural cada vez mayor de la que habla?
La mejor manera es la interacción. Y para ello lo que queremos llevar a cabo es el pacto nacional de la interculturalidad. Cuando hay interaccion y somos capaces de valorar la diversidad y tener elementos y valores que compartimos todos juntos es cuando avanzaremos. Aquí es donde está la clave. Yo siempre explico que uno de los retos políticos más importantes del futuro es la gestión de la diversidad, no solo respecto al origen de las personas, sino también a su sexualidad, diversidad de género, económica, discapacidad, tipos de familias... Cada vez somos más diversos y la igualdad de oportunidades es el reto de futuro de cualquier sociedad. Merece la pena pararnos un momento y generar este punto clave con valores comunes.
Lleida prohibió el uso del burka en espacios municipales y Catalunya se lo planteó. ¿Qué opina de este asunto?
Soy un laicista convencido y creo que el espacio publico debe de ser laico, pero es importante tratar a todas las confesiones de la misma manera. Los casos en los que mujeres en Catalunya llevan el velo integral son muy excepcionales porque no está en las costumbres de personas que han venido a nuestro país. A mí lo que me preocupa es la discriminación en torno a elementos discriminatorios con la mujer, que no hay que permitirlos, pero tampoco hay que abrir debates anecdóticos. Por ejemplo, nos hemos encontrado situaciones discriminatorias con el hiyab y eso no es velo integral.