ESNOTICIA
De las mayorías absolutas ...
Àngel Ros ‘heredó’ la alcaldía de Siurana y, en una primera etapa, potenció las grandes obras, lo que le dio mucha popularidad
Ha estado al frente de la alcaldía de Lleida (técnicamente aún lo está, puesto que todavía no ha renunciado) durante 14 años y a lo largo de ese tiempo ha pasado de tocar el cielo de la mayoría absoluta a estar en horas bajas. Ángel Ros (Lleida, 1952) partió de ser prácticamente un desconocido para la ciudadanía en sus inicios, pero logró una popularidad que le llevó a conseguir un hito histórico que ni siquiera alcanzó su predecesor, Antoni Siurana, que fue encadenar dos mayorías absolutas consecutivas.
No obstante, en los últimos años, ha vivido un progresivo declive que comenzó con su peor resultado en las elecciones municipales en 2015 y termina ahora con su salida inminente de la alcaldía, diez meses antes de las próximas municipales, como embajador de España en Andorra. Hasta hace unos meses mantenía que volvería a presentarse como candidato del PSC en los comicios de 2019 si el partido se lo pedía y su familia se lo permitía.
Finalmente, con el cambio de gobierno en España tras la moción de censura ganada por Pedro Sánchez, los vientos soplaron favorables y su nombramiento como embajador en el Principat ha despejado la incógnita de su futuro.
INICIOS
Impulsor de grandes obras en la ciudad
Ros ‘heredó’ la alcaldía de Lleida en el año 2004 cuando el histórico Antoni Siurana, que lo había ‘fichado’ para su lista, renunció tras 22 años al ser nombrado conseller de Agricultura. Entonces pocos le conocían, pero tras un insistente ‘trabajo de campo’ y la asistencia constante a actos en la ciudad, en 2007 logró vencer en las municipales por una clara mayoría absoluta.
En los siguientes comicios, en 2011, revalidó los 15 ediles del anterior mandato y alcanzó así un récord que no había conseguido Siurana: encadenar dos mayorías absolutas seguidas. Además, Lleida se convirtió en un bastión para los socialistas, puesto que entonces sufrieron un batacazo de consideración en el resto de Lleida, Catalunya y España.
Hasta entonces, sus mandatos se caracterizaron por el impulso de grandes obras como el palacio de congresos (la Llotja), el puente de Príncep de Viana, el cubrimiento de las vías, la pasarela de los Maristes o el nuevo cuartel de la Guardia Urbana, prometido reiteradamente desde la época de Siurana.
También dio un impulso definitivo al parque científico y agroalimentario de Gardeny, ahora con más de un millar de trabajadores, así como a la educación, con la construcción de varias escuelas ‘bressol’ y la concesión de centros abierto para complementar la educación a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social.
Otra de las obras materializadas durante su mandato, aunque impulsada por el Estado, fue la adecuación del antiguo convento del Roser en Parador Nacional de Turismo.En cambio, otros proyectos no cuajaron, como la conversión de Les Basses en un parque familiar dedicado a los Pitufos anunciada en 2014, que no logró ilusionar a la ciudadanía y acabó en nada.
Ros tampoco ha podido materializar la implantación de grandes superficie en la ciudad, que está encallada.
PARLAMENT
Diputado del alacatalanista del PSC
Como diputado el Parlament, Ros se significó en el ala crítica y catalanista del PSC y en enero de 2014 incluso renunció a su acta para no tener que votar contra el derecho a decidir de los catalanes en la consulta soberanista o romper la disciplina de voto. En concreto, para no votar en contra de pedir al Gobierno central las competencias para que Catalunya pudiera organizar el referéndum no vinculante del 9-N (el alcalde votó ese día).
Seis meses después el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, le nombró presidente del partido. La posición de Ros durante el auge del proceso independentista varió a partir del año siguiente, cuando no logró revalidar tras los comicios de 2015 la mayoría en la Paeria y necesitó el apoyo (casi constante) de Cs y PP.
EL DECLIVE
Sigue en la parte 2: A los abucheos