El adiós “agridulce” de Àngel Ros

Un pleno ‘exprés’ de solo cinco minutos y sin intervenciones dio ayer carpetazo a los casi 15 años de Àngel Ros al frente de la Paeria. Un trámite para escenificar la aceptación de su renuncia como alcalde que presentó el pasado día 4, un día después de ser nombrado por el Consejo de Ministros embajador de España en Andorra. La alcaldesa en funciones, Montse Mínguez, dio paso al secretario general de la Paeria, Jesús Gutiérrez, que leyó el texto de la renuncia de Ros, que siguió la sesión desde un banco del público, en primera fila. El secretario dio cuenta también de la petición a la Junta Electoral Central de la credencial del nuevo edil, Joan Queralt, que tomará posesión el día 29, igual que el nuevo alcalde o alcaldesa, una vez las primarias del PSC del día 27 determinen entre Mínguez y el segundo teniente de alcalde, Fèlix Larrosa.

“Hoy acaba una época de 6 meses de teniente de alcalde, casi 15 de alcalde y 8 años como jefe de servicio municipal de temas tecnológicos (en los ochenta). El último día es un cúmulo de emociones, agridulce, con demasiados recuerdos en la cabeza, y afortunadamente la inmensa mayoría son agradables”, afirmó Ros después del pleno. Mínguez apuntó que “será recordado como el alcalde que ha transformado la ciudad en los últimos años, que ha demostrado valentía y que tenía proyectos e ilusiones y que amaba la ciudad”. En cambio, la mayoría de la oposición criticó no haber podido intervenir en el pleno y censuró, una vez más, la gestión del ya exalcalde. Toni Postius (PDeCAT) remarcó que su mandato “ha estado marcado por el tripartito del 155 y su legado será una deuda que pagaremos los leridanos de hoy y mañana, como consecuencia de la transformación urbanística de la ciudad”. “Hoy es un punto y final, pero el cambio de verdad se producirá en 2019, cuando los ciudadanos acabarán con 40 años de PSC”, indicó. Carles Vega (ERC) opinó que Ros deja “a la corporación en una situación económica al límite del colapso. El legado de un alcalde que pactó con el españolismo más recalcitrante y alineado de manera inequívoca con el 155 y con una gestión de los servicios públicos de constante privatización. Un balance de final de alcaldía triste, por la puerta de atrás”. Francesc Gabarrell (Crida) cree que “hemos escenificado el miedo a la derrota en las urnas y a la democracia. Lo ha dejado (Ros) para no perder. Debería haber afrontado la lucha hasta el final y en este pleno se ha escenificado su miedo. Es una pena que no se haya presentado a las elecciones para que la ciudadanía diga si ha de continuar o no”. Sergi Talamonte (Comú), dijo que “estamos muy contentos de que se vaya” y añadió que “a partir de ahora Lleida será mucho mejor y comenzará una nueva etapa. Deja una ciudad endeudada, unos servicios públicos privatizados y una crisis social sin resolver”.

Por su parte, Ángeles Ribes (Cs) se mostró satisfecha de “los acuerdos a los que llegamos con el gobierno, deseamos mantenerlos y estamos abiertos a negociar otros” y destacó que “si el día 29 si no hay una elección por mayoría absoluta, tendremos un alcalde o alcaldesa en una fase de interinaje”. Dolors López (PP) señaló que “estamos asistiendo a un final de etapa y me atrevería a pronosticar que también se ha acabado la etapa socialista en la ciudad”.

En otro orden, la Asociación de Diplomáticos españoles incidó ayer en su “disconformidad” por el hecho de que destacados socialistas, como Ros, hayan sido nombrados embajadores.