JARDINERÍA TRATAMIENTOSA FAVOREN CONTRA
Malas hierbas sin herbicida
La Paeria dejó hace tres años de aplicar el glifosato en calles y zonas verdes ante la polémica por sus posibles efectos cancerígenos || Explica a los vecinos que eso dificulta el control de la vegetación, que en la mayoría de los casos debe hacerse manualmente o con una desbrozadora
El ayuntamiento de Lleida es uno de los alrededor de 200 municipios catalanes que ya no utiliza el glifosato, un herbicida clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos” y que divide a científicos y ecologistas sobre su uso tanto en espacios urbanos como agrarios. Precisamente, el hecho que la Paeria no utilice el glifosato desde 2015 ha provocado complicaciones en la gestión y eliminación de malas hierbas, ya que la alternativa es retirarlas de forma manual con una pequeña azada o con una desbrozadora de hilo. Una práctica que desde el consistorio reconocen que es “más lenta, más costosa y menos efectiva que utilizar el glifosato, ya que la vegetación crece mucho más rápido”, explicaron fuentes municipales.
El uso de este herbicida cada vez va a menos en los municipios de la provincia pese a que no haya un consenso en la comunidad científica sobre su riesgo para la salud. “Tiene la calificación de muy poco probable que sea cancerígeno, pero el glifosato, por el momento, es un producto que está aprobado por la Unión Europea y ha pasado por muchos filtros, aunque recomiendo utilizarlo con prudencia y lejos de las áreas urbanas”, explica Jordi Recasens, catedrático del departamento de Hortofruticultura y Botánica de la Universitat de Lleida (UdL). “Es cierto que es un producto muy utilizado en zonas agrícolas porque es muy efectivo, pero a nivel urbano su uso ha bajado mucho”, remarca. Por esta razón, Recasens opina que “me parece correcto que no se utilice en zonas urbanas o con concentraciones de gente, pero es difícil encontrar un sustitutivo efectivo tanto para el mundo agrícola como para el urbano”.
La UE aseguró que era “muy poco probable” que el glifosato sea cancerígeno, la OMS dice lo contrario
Por su parte, el secretario general de Ipcena, Joan Vázquez, asegura que “tenemos informaciones que la Paeria utilizaba glifosato en 2017 en los bosques urbanos, pero ahora ya utiliza sistemas mecánicos como desbrozadoras”. Vázquez aboga por descartar el glifosato como herbicida tanto en el ámbito rural como urbano, porque entiende que “si tu rocías un espacio con un producto que puede ser cancerígeno, se queda en las plantas, el suelo, el ecosistema y las personas, y tenemos constancia de que todavía hay consistorios que defienden su uso”. Por ello, defiende el uso de métodos más respetuosos con el ecosistema y ve en las azadas y las desbrozadoras una alternativa viable al uso de este producto. “Está claro que es un proceso más largo y laborioso, pero eso implicaría contratar a más gente, algo siempre positivo”, concluye Vázquez.