SANIDAD REPORTAJE
Una clínica en Urgencias
El cierre temporal de la antigua L’Aliança llega cuando parecía remontar el vuelo tras dos décadas marcadas por sucesivas intervenciones de la mutua, su absorción por Divina Pastora y un proyecto frustrado en Copa d’Or|| A la espera del informe que determinará los plazos para su reapertura
De sobresalto en sobresalto hasta el actual cierre temporal a la espera de que un informe determine si es viable su reapertura y, en caso positivo, qué inversión necesita para ello. Así podría resumirse la trayectoria que ha seguido la clínica de la antigua L’Aliança en Lleida ciudad en los últimos veinte años. L’Aliança fue la mutua puntera en Catalunya hasta finales del pasado siglo. En la década de los 80, en algunas comarcas, como por ejemplo el Pallars, su abanico de servicios médicos era mucho más amplio que el de la sanidad pública, lo que hacía que todas las familias que se lo podían permitir fueran socios de la entidad.
Sin embargo, en 1997 la mutua tuvo que ser intervenida por la Generalitat para evitar su quiebra. Esta situación se prolongó dos años, durante los que su cúpula fue relevada. Con la nueva dirección, parecía haber remontado el vuelo, pero fue intervenida de nuevo a principios de la pasada década, cuando el Govern abrió una investigación por presunta doble facturación a la sanidad pública. Fue otro periodo de dos años en que se produjo un segundo relevo en la dirección. Justo entre las dos intervenciones, comenzó a trabajar en el proyecto para construir una nueva clínica en Lleida y apostó por la zona de expansión de Copa d’Or entre Cappont y La Bordeta. ¿Pero por qué necesitaba una nueva clínica? Empleados con una larga trayectoria en la entidad recuerdan que a mediados de los 90, cuando se remodeló la cuarta planta de la clínica de Prat de la Riba, “ya se dijo que la estructura del edificio no soportaría una reforma integral”.
Firmó una permuta con la Paeria para hacer una clínica en Copa d’Or, pero tuvo que renunciar a ella
A principios de 2004, cuando el inicio de la construcción de una nueva clínica en Copa d’Or parecía inminente, responsables de la entidad hicieron público que rehabilitar el inmueble salía más caro que hacer otro nuevo. Además, la necesidad de modernizar sus instalaciones se hacía perentoria después de que sus competidoras, la Perpetuo Socorro y la Montserrat, hubieran efectuado grandes inversiones de mejora. Uno de los grandes problemas del edificio de Prat de la Riba, aparte de su antigüedad (fue construido en los años 40 del pasado siglo), es que su estructura fue diseñada para acoger un hotel, y funcionó como tal hasta que en 1955 fue adquirido por L’Aliança. La mutua acabó firmando en 2006 un acuerdo con la Paeria por el que esta le cedía un solar en Copa d’Or a cambio del inmueble de Prat de la Riba. Se redactó el proyecto e incluso se colocó un gran cartel con su imagen virtual en el solar, pero fue un brindis al sol, porque el deterioro económico de L’Aliança era imparable. En 2010 vendió el hospital Sagrat Cor de Barcelona y el de Sabadell, sus principales activos, y en 2012 acabó en manos de la mutua Divina Pastora a través de una fusión por absorción. La nueva propietaria dio marcha atrás definitivamente a la permuta y apostó por “limpiar” la cara de la clínica de Lleida modernizando la fachada para sacarla a la venta. En 2015, estuvo muy cerca de llegar a un acuerdo con Vithas, propietaria de la Montserrat, pero lo acabó descartando. Finalmente, en 2016, y después de que sus empleados hubieran accedido a cambiar el convenio laboral de la sanidad concertada por el de la privada, menos ventajoso para ellos, alcanzó un acuerdo con el grupo Mi Tres Torres, de Gabriel Masfurroll, para que este se hiciera cargo de la gestión del centro.
La entrada de Mi Tres Torres comportó un ambicioso programa de inversiones que empezaron por la reforma de la segunda planta. Algunos empleados se preguntaban cómo era posible que ahora sí pudieran hacerse obras descartadas años atrás por motivos estructurales. Pero todo iba bien y Mi Tres Torres estaba negociando la compra de la clínica cuando el pasado día 10 apareció una grieta en una pared maestra de la segunda planta que obligó a desalojar el edificio. Ahora, el centro permanece cerrado –todo apunta a que un mínimo de 6 meses si es posible reabrirlo- sus 200 empleados se enfrenta a un ERE y la empresa está intentando que otros centros privados le cedan quirófanos para poder seguir haciendo la actividad que tiene concertada con Salud. Utilizando un símil sanitario, no hay duda de que es un paciente que necesita atención urgente y que a día de hoy no tiene garantizada la plena recuperación.
Aunque la parte de hospitalización permanece cerrada, la clínica está llamando a los pacientes para asegurarles que las consultas siguen abiertas, ya que su edificio, que se accede por el Passatge la Premsa, no está afectado.
La aparición de la grieta no causó sorpresa a algunos empleados Cuando el pasado diez de octubre la dirección de la clínica llamó a todos los trabajadores para comunicarles que el centro se cerraba temporalmente tras la aparición de la grieta, no fue algo que sorprendió a muchos. “Cuando veíamos las obras que se estaban haciendo, comentábamos que la estructura no lo aguantaría, y así ha sido”, explica uno de ellos. En cambio, el hecho de hacer reformas fue lo que hizo pensar a otros que estaba “todo estudiado y que no habría ningún tipo de problema”, señalan.