VIVIENDA CONSTRUCCIÓN
Vuelven las grúas
Tras años de vacas flacas, el sector de la construcción retorna a la actividad con cerca de 300 nuevos pisos en la capital || Los promotores aseguran que no será “flor de un día” y que no se repetirá la burbuja inmobiliaria de 2008
Solamente hay que darse una vuelta por la ciudad para ver que las grúas están volviendo a proliferar en su “skyline”. Más de ochenta nuevas viviendas en construcción en Pardinyes, 122 en Copa d’Or, un centenar en el Pla de l’Aigua y varias decenas en Cappont y Ciutat Jardí demuestran este hecho que, por lo que actualmente, hay aproximadamente 300 viviendas en construcción en la ciudad que pueden llegar al medio millar si se tienen en cuenta proyectos a medio plazo como las Torres de la Llotja. “Llevamos muchos años, casi una década, vagando por el desierto y ahora, por fin, parece que estamos recuperándonos”, asegura el presidente del colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Josep Maria Esteve. “Ahora estamos notando que hay interés por adquirir viviendas y que los clientes disponen de fondos para ello, por lo que los buenos pronósticos del año pasado se han materializado en este e irán a más en 2019”, prevé Esteve. De la misma forma opina el director comercial de Finques Farré, Jordi Piqué. “Para hacernos una idea, la crisis ha sido como una presa en un río. Ahora, cuando se ha liberado, toda el agua (los clientes) ha caído de golpe y, tras más diez años ahorrando, pueden permitirse una nueva vivienda”, asegura. “Hay mucha gente que no quiere esperar más, llevan una década haciéndolo, y tienen la capacidad de compra y el mercado está en una situación que también es factible vender una vivienda a día de hoy y hay indicadores de que esta recuperación no es flor de un día, ya que tendrá bastante duración”, afirma la presidenta de la Asociación de Promotores y Constructores, Pilar Pallàs.
A pesar de este optimismo generalizado, el sector de la construcción no quiere repetir los errores que llevaron a una crisis sin precedentes en 2008 con el estallido de la burbuja inmobiliaria. “Era anormal hacer 127.117 nuevas viviendas en Catalunya en 2006 como lo eran hacer solo 3.036 en 2013. La situación ha cambiado y, además, las entidades crediticias marcan y controlan con más fiabilidad la capacidad de endeudarse de los compradores para evitar situaciones como las de 2008”, asegura Pallàs. “En el sector hemos escarmentado desde 2008 y ya se toman una serie de medidas tanto desde los bancos como desde las inmobiliarias para evitar esta especulación: si no hay ventas, no hay obras”, zanja Piqué. “Debemos ser cautos y prudentes para ver cómo evoluciona el mercado de la obra nueva. Si construimos a lo loco nos equivocaremos. Ahora que la situación se ha recuperado, es cuando debemos establecer las líneas rojas y ser prudentes”, concluye Esteve.
“La administración debe facilitar empleo, servicios y equipamientos” Vender y construir obra nueva no implica solo tener las mejores calidades y acabados, sino estar en una ubicación con los servicios y equipamientos necesarios para vivir. Por eso, los promotores reclaman que “es importantísimo que, a la vez que se construya, las administraciones inviertan en servicios, empleo y equipamientos, sino será muy dificil sacar los pisos adelante”, señala Josep Maria Esteve. “Por ejemplo, si no se llevan a cabo iniciativas como el plan de la estación o la zona comercial de Torre Salses, que generarían empleo, actividad económica y servicios, será muy dificil sacar las promociones del futuro adelante”, señala Esteve. Por ello, la presidenta del gremio de promotores y constructores, Pilar Pallàs, opina que “las administraciones disponen de pocos recursos económicos para atender las necesidades del momento, por lo que se debería apostar por la colaboración público-privada”.