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ENSEÑANZA GOBIERNO CENTRAL

Desmantelando la ley Wert

El PSOE anuncia una reforma de la Lomce del PP que elimina la Religión como materia evaluable, las reválidas, los itinerarios en la ESO y facilita pasar de curso en Bachillerato con un suspenso|| Suprime la alusión a que “la educación diferenciada no se considera discriminación por género”

Imagen de una protesta de estudiantes en contra de la Lomce.

Imagen de una protesta de estudiantes en contra de la Lomce.SEGRE

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Gobierno nuevo, ley educativa nueva. Esta premisa (no escrita) se cumple una vez más, esta vez con una reforma educativa anunciada por el PSOE para “revertir” la ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) del PP, más conocida como ley Wert porque su impulsor fue el entonces ministro de Educación, José Ignacio Wert. Esa ley nació con un amplio rechazo tanto político (en 2013 la mayoría de partidos acordaron derogarla en la siguiente legislatura) como social. La comunidad educativa se mostró en general en contra y en Catalunya, uno de los principales motivos de rechazo fueron las medidas para “españolizar” a los alumnos catalanes. Ahora, el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez ya ha hecho públicas sus propuestas para la modificación de la Lomce, entre las que destacan la eliminación de la Religión confesional como materia evaluable, de modo que no contará en la media para selectividad o para pedir becas y no tendrá una asignatura alternativa. En cambio, introduce en un curso de Primaria y otro de la ESO la materia de Educación en valores cívicos y éticos. También incide en la posibilidad de pasar de curso en Bachillerato con una asignatura suspendida, si así lo considera la junta de evaluación “por compensación” y, “excepcionalmente”, de completar esta etapa educativa en tres años en lugar de dos.

También prevé un plan personalizado para los repetidores. El informe PISA señala que uno de cada tres alumnos de 15 años repitió curso en España en 2015, el triple que en la media de la OCDE. En Primaria, se recupera la organización en tres ciclos de dos cursos cada uno tras los cuales se evaluará a los alumnos y de este modo se espera reducir el fracaso escolar.

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Además, suprime los itinerarios en cuarto de ESO en función de si quieren estudiar después Bachillerato o FP, elimina las reválidas al final de Primaria, ESO y Bachillerato (ya estaban suspendidas), recupera la selectividad (nunca se ha dejado de hacer, en realidad) y contempla evaluaciones de diagnóstico en tercero o cuarto de Primaria y en segundo de ESO y prohíbe usar los resultados para hacer clasificaciones de centros.

La reforma también incide en una mayor competencia de los consejos escolares y los directores (al tiempo que aumenta la participación del consejo escolar en la selección de los directores) y quiere evitar que la autonomía pedagógica de cada uno comporte una “selección de su alumnado”. Asimismo, elimina la referencia a que “la educación diferenciada no se considera discriminación por género y se reforzará la prioridad en el régimen de conciertos para los centros que se organicen bajo el principio de coeducación”. Quiere también evitar cualquier efecto segregador derivado de la enseñanza plurilingüe.

La reforma educativa se someterá a consulta de las organizaciones educativas y órganos de la Administración —como el resto de ministerios— y la propuesta definitiva se elevará al Consejo de Ministros a finales de año.

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