BARRIOS VECINOS
Un barrio con achaques
Vecinos y comerciantes del Barri Antic critican que sufren problemas de delincuencia, inseguridad e incivismo desde la década de los 80 || Reconocen que con las patrullas fijas de la Guardia Urbana la situación ha mejorado, pero dicen que “todavía queda mucho trabajo por hacer”
La mayoría de cascos antiguos de las grandes ciudades son lugares con encanto, que reflejan la historia de la ciudad en cuestión y son un foco de atracción para turistas y viajeros. Unas características que no se dan en el Barri Antic de Lleida porque, a pesar de las reformas urbanísticas, la apertura de nuevos comercios y las iniciativas para recordar la historia, sigue sufriendo problemas que arrastra desde hace 30 años. Así lo dicen los propios vecinos, que asumen con resignación lo difícil que resulta residir en el corazón de la ciudad. “Me entra la risa floja cuando me dicen que van a reformar y rehabilitar el Centro Histórico”, dice un vecino que lleva más de 40 años en la calle de l’Assalt. “Hay problemas de convivencia, suciedad, incivismo y tráfico de drogas, los mismos problemas que en la década de los 80 y así seguirá”, señala. Un pensamiento que comparten otros vecinos del barrio, que han visto cómo en cuestión de décadas “hemos pasado de conocernos casi todos a tener que irnos por el incivismo y la inseguridad que hay”, señala Susana, que regenta un comercio en el barrio. Por su parte, la presidenta de la asociación de vecinos del Centro Histórico, Cristina Armengol, destaca que “desde que hay las patrullas de la Guardia Urbana la sensación de seguridad ha mejorado, pero todavía queda mucho trabajo por hacer y conviene no relajarse”. Por contra, el presidente de la plataforma del Pla de l’Aigua, Josep Maria Muñoz, critica que “cuando se trata de delitos menores y de incivismo, sí que actúan, pero no lo hacen cuando hay peleas en la calle, que en verano son casi a diario, tampoco en los puntos de venta de tráfico de drogas ni en los asaltos violentos. No se actúa y llevamos 30 años así, están concentrando la inmigración y la delincuencia en un barrio y obligando a los vecinos de toda la vida a marcharse”, se queja. Por ello, dice que “deberían pedirse responsabilidades a los jefes de la Urbana y los Mossos, porque si no han solucionado este problema en 30 años, o no pueden o no quieren hacerlo”. concluye.