El Maria Rúbies, instituto pionero en utilizar energía solar para autoconsumo en Catalunya

“Hoy celebramos el principio de nuestra desconexión”, proclamaron ayer Maika Clua y Ramon Segura, dos profesores de Tecnología del instituto Maria Rúbies de La Bordeta que han sido los principales impulsores para que el centro empezara a utilizar desde ayer las placas fotovoltaicas que hay en la azotea del edificio para autoconsumo, una iniciativa pionera en Catalunya por lo que respecta a centros educativos. “Las placas están instaladas desde hace 15 años y hasta ahora vendíamos la luz a Endesa”, asegura Clua. “Entonces, propusimos al equipo directivo hace unos meses, a raíz de la derrogación del impuesto al sol, abastecernos de la electricidad que generamos” dice Segura. “De media, las placas fotovoltaicas cubren entre el 12% y el 15% del consumo diariodel centro y podemos llegar a producir 6,5 kilovatios”, añade, y detalla que “analizamos diariamente la energía producida y utilizamos los baremos para enseñar a los alumnos las cualidades de las energías renovables y también nos sirven para estudiar estadística, crear ejercicios e incluso hacer proyectos”. Paralelamente al seguimiento que hacen de la producción de electricidad, los alumnos también pueden saber si las placas fotovoltaicas están produciendo energía gracias a un semáforo. “Está ubicado en la puerta del instituto, si está verde significa que estamos produciendo energía y si está en rojo significa que tiramos de la red eléctrica convencional”, dice Segura, que añade que este método también sirve para concienciar a los alumnos de la necesidad de ahorrar energía.

Esta iniciativa pionera forma parte de un proyecto educativo que el centro lleva desarrollando desde hace tiempo llamado “Hello World!”, en el cual sus ejes principales son promover la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente a través del ahorro energético. “El primer paso que dimos fue optimizar el consumo de agua en el instituto concienciando a los alumnos”, indica Clua. “Después se hizo un estudio mediante sensores de temperatura para optimizar los sistemas de calefacción para ajustar el consumo en función del uso que se le da a las aulas”, prosigue. El último paso ha sido autoabastecerse mediante las placas fotovoltaicas que se instalaron en 2004 y están estudiando poner más. “Podríamos doblar la producción actual”, concluye Clua.