ENTIDADES BARRIOS
Asociaciones en busca de jóvenes
Las entidades de vecinos tuvieron un papel clave en la modernización y crecimiento de la ciudad, pero reconocen que han perdido musculatura || Adaptarse a las nuevas tecnologías, preservar las tradiciones y atraer a la gente joven, los principales retos de cara al futuro
Empezaron como organizaciones casi clandestinas y con muchos lazos políticos, prosperaron convirtiéndose en la punta de lanza de las reivindicaciones ciudadanas y se consolidaron como uno de los lobbies más importantes tanto política como socialmente de la ciudad. Pero ahora, las asociaciones de vecinos se enfrentan ante el reto de cómo afrontar el futuro manteniendo su estructura pero, a la vez, con la difícil tarea que reconocen que es captar a los más jóvenes. “Ahora la mayoría de los presidentes vecinales somos mayores y los jóvenes no quieren implicarse”, admite el dirigente de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV) y presidente de la partida de Butsènit, Salvador Solsona. “Es un problema que confiamos que se vaya solucionando a medida de que los más veteranos vayan pasando el testigo a los jóvenes, porque si no las asociaciones de vecinos podrían quedar desiertas, pese a todo, creo que vamos por el buen camino para modernizar las entidades”, afirma. Una opinión que también comparte el presidente de la FAV y de Balàfia, Toni Baró. “¿Cómo conseguimos que los jóvenes se impliquen? Esta es la pregunta del millón y una asignatura pendiente. Muchos son los factores que explican este problema y desde las entidades enfocamos la solución abogando por modernizarnos haciendo uso de las nuevas tecnologías y abriéndonos más a todos los vecinos de la ciudad”, subraya Baró. A pesar de todo, recalca que la FAV integra a 41 entidades con unos 12.300 socios. “Ya querrían muchos partidos políticos tener nuestro número de socios, y aunque a alguien le sepa mal, sí que representamos a los vecinos”, subraya Baró, idea que también comparten los presidentes vecinales de Cappont, La Bordeta, Pardinyes, Mariola o Magraners.
En lo que respecta al trabajo que actualmente deben hacer las asociaciones vecinales, la mayoría de ellos aboga por una triple función: atender las reivindicaciones, ser garantes de la continuidad de las tradiciones y ofrecer actividades de ocio para cohesionar al vecindario. “Hay que recordar que las asociaciones fueron vitales en el diseño del primer Plan General de Lleida y hay que hacer hincapié en el trabajo que hemos hecho en l’Horta, ya que esta ha sido su legislatura”, apunta Baró, que defiende tener vínculos con las formaciones políticas para ejercer presión vecinal. “Si se escucharan siempre nuestras reivindicaciones, no haría falta que el ayuntamiento hiciera los presupuestos participativos”, sentencia Baró. En este sentido, el concejal de Participación y Ciudadanía, Joan Gómez, pone en valor el papel altruista de los dirigentes vecinales y los califica de “un referente para los ciudadanos y la administración a nivel reivindicativo y organizativo, aunque ahora se enfrentan al reto de afrontar un relevo en el que los jóvenes no están muy por la labor, ya que viven en una incertidumbre a muchos niveles”, concluye.