MEDIO AMBIENTE FINANCIACIÓN
Árboles con padrinos en el Arborètum
Si en el Pallars Sobirà es posible apadrinar ovejas xisquetas, en la capital del Segrià existe la posibilidad de apadrinar árboles del Arborètum, en Ciutat Jardí. Desde 2014, cuando el jardín botánico comenzó a difundir esta iniciativa, particulares y entidades han apadrinado 44. Ese año fueron 19 y 11 en 2015, pero en los años siguientes el interés disminuyó y en 2018 fueron solo 5, según datos del director del Arborètum, Josep Antoni Conesa. El apadrinamiento tiene como objetivo sensibilizar sobre el cuidado de los árboles y está dirigido a particulares, empresas, instituciones y organizaciones privadas, que se hacen cargo de los gastos económicos derivados del mantenimiento de un árbol durante 3 años (cuesta 25 €), 5 años (40 €) o 50 años (400 €), lo que supone una inversión de 8 euros anuales. Los padrinos disponen de un documento acreditativo con su nombre, la especie y las características del árbol, su ubicación en el jardín botánico con coordenadas geográficas y el periodo del apadrinamiento. Asimismo, los árboles apadrinados están identificados con un círculo rojo en el cartel identificativo y los padrinos tienen derecho a visitar gratis ‘su’ árbol una vez al año.
El director señaló que la mayoría de apadrinamientos son de 3 o 5 años y que se puede elegir un árbol concreto, aunque indicó que lo más habitual es que el propio parque proponga una especie en función de los intereses y objetivos de los padrinos, y de si quieren dedicar el árbol a alguien en particular. En este sentido, explicó que para un músico “recomendamos un ‘ginjoler’ porque de su madera se fabrican las tenoras”. Asimismo, una mujer quería dedicar uno a la planta de Hematología de un hospital de Barcelona y le propusieron el ‘Àrbre del ferro’, “originario de la antigua Persia, porque es extraordinariamente fuerte y en invierno es rojo”. Conesa detalló también que a las Aules Universitàries de la Gent Gran les aconsejó apadrinar una secuoya por su longevidad “de más de 2.500 años en sus lugares de origen” y por simbolizar “la continuidad” . El Consorci de Normalització Lingüística por su 25 aniversario también apadrinó otra secuoya, en este caso “porque el descubridor de esta especie le puso el nombre en honor de un cherokee llamado así que ideó un lenguaje”. Afirmó que una promoción de biólogos de Barcelona apadrinó un abeto y que la Asociación Española contra el Cáncer, un ginko biloba y un árbol de la especie ‘wollemia nobilis’, “que se puede considerar un fósil viviente”, porque ambos son muy resistentes y como símbolo de “lucha y perseverancia”. El parque científico y tecnológico también apadrinó un abedul y una sabina en homenaje a Pius Font i Quer, botánico que da nombre al jardín.