Equipamientos centenarios

Que un partido político financie un gran centro social y un gran complejo deportivo resultaría ahora inconcebible. En cambio, es lo que hizo Joventut Republicana de Lleida (JRLL) a principios del siglo XX, cuando construyó el Casal de Blondel y el Camp d’Esports. El primer equipamiento ha cambiado muy poco, mientras que el segundo apenas se parece al original, pero ambos cumplen este año su centenario, ya que fueron inaugurados oficialmente el 1 de enero de 1919. El historiador Jaume Barrull explica que esta iniciativa se enmarca en la práctica que en esa época seguían los partidos socialdemócratas, especialmente en el norte de Europa, que ofrecían a sus afiliados desde actividades culturales, deportivas y de ocio hasta sociedades de socorros mutuos, que JRLL también constituyó. En España, el PSOE y el Partido Radical también aplicaban este modelo en sus Casas del Pueblo.

Barrull detalla que el solar donde se levantó el Casal de Blondel fue adquirido por 47.349 pesetas. Su construcción fu costeada con la venta de títulos al portador de 100 pesetas –con un interés anual del 5% que Barrull duda que llegara a pagarse- y un crédito hipotecario de 55.000 pesetas firmado con el Banco Hipotecario de España, con un interés del 5% y a devolver en 50 años. Para el Camp d’Esports, también vendió títulos, firmó otro préstamo de 55.000 pesetas con las mismas condiciones que el anterior y otro de 75.000 con un particular, Jaume Rovira i Domingo, al 5%, pero a retornar en solo 5 años. Barrull añade que el Casal de Blondel respondía de este crédito con un valor de 60.000 pesetas y el Camp d’Esports, con 15.000.

JRLL suscribió dos créditos de 55.000 pesetas y otro de 75.000 para financiar ambas actuaciones

La dictadura franquista ilegalizó el partido y confiscó sus propiedades tras la Guerra Civil

Entonces, JRLL vivía uno de sus periodos de su máximo esplendor, coincidiendo con la etapa como alcalde entre 1917 y 1920 de Humbert Torres. El edificio de Blondel contaba con un amplio salón, sala de juegos, cafetería, biblioteca y varias salas de reuniones. Acogía tanto actos políticos como sociales y culturales, y aunque durante la dictadura de Primo de Rivera tuvo que suspender los primeras, mantuvo un alto nivel de actividad. El Camp d’Esports, además de campo de fútbol, tenía velódromo, pistas de tenis, de patines, campo de tiro, gimnasio, frontón y la segunda piscina deportiva de España. A diferencia del Casal, Barrull precisa que la gestión de Joventut no fue tan exitosa y pocos años después arrendó a otros clubes parte de sus instalaciones, lo que a su vez daría origen a entidades como el Club Tennis Lleida o el Club Natació Lleida.

JRLL fue ilegalizada y sus propiedades confiscadas tras la victoria franquista en la Guerra Civil. El Casal se convirtió en cuartel de la Guardia Civil, hasta que el Estado lo cedió a la Paeria en los años noventa. Ahora es la sede de su departamento de Cultura. Mientras, el Camp d’Esports pasó a manos de la Falange y al cabo del tiempo fue traspasado a la Paeria. Al margen de las transformaciones en el estadio, las piscinas y el resto de instalaciones han desaparecido, excepto el velódromo.

El partido, que lleva décadas casi inactivo, pidió la reversión de bienes Joventut, ilegalizada durante el franquismo, resurgió en 1979, formando parte de ERC. En 1989, tras el congreso de Lleida en el que Àngel Colom fue elegido líder de Esquerra, JRLL se desvinculó de este partido y entonces perdió a buena parte de su militancia, que fue fiel a ERC. En 1991 se alió con el PSC y en 1994 se asoció a CDC. Ahora afirma tener una cincuentena de afiliados. A raíz de que el primer Gobierno Aznar aprobara una ley de retorno de bienes incautados por el franquismo a partidos y sindicatos, reclamó la reversión del Casal y el Camp d’Esports, pero al igual que otros partidos, ha visto cómo la ley no se ha acabado aplicando.