Rosa Burrell: «He planchado 30 años la rojigualda»

De Burrell a Burrel va un abismo.

¡Desde luego! La diferencia en el apellido es de solo una l, pero a nivel político Maria Burrel y yo estamos en extremos opuestos.

Denunció usted una agresión en el Clot. Sin embargo, Ciudadanos dice que quien provoca enfrentamientos es el independentismo.

Eso es algo que en el resto del Estado pueden hacer creer, pero los que vivimos en Catalunya sabemos que no es verdad. Poner lazos amarillos no es provocar enfrentamientos, digan lo que digan. Los enfrentamientos los provocan ellos con según qué espectáculos en el Parlament.

Las encuestas no lo prevén, pero supongamos que JxCat saca dos en Lleida y usted acaba en el Congreso (Turull probablemente no podrá ejercer). ¿Espera catalanofobia en Madrid?

No me da ningún miedo. Piense que mi marido era un militar murciano. [Risas] Es más: prefiero encontrarme con muestras de catalanofobia porque será una oportunidad magnífica para que vean que no soy agresiva y que lo que les cuentan muchos medios de lo que pasa en Catalunya no es verdad. Yo no tengo ningún problema con la bandera española. ¡La he planchado durante 30 años! [Risas otra vez].

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La llevaba el traje militar de mi exmarido.

¡Ah, claro! Jordi Cuixart ha dicho que a los independentistas les gusta mucho lo que dice porque no ha entrado en política. No es su caso.

Yo he entrado por primera vez en política cuando he dejado de ser coordinadora de la ANC en Lleida.

¿Ha temido ir a la cárcel?

Sabía que era una posibilidad, aunque más que eso, lo que he temido son agresiones por parte de personas unionistas como la que padecí en el Clot, por la que, por cierto, el agresor aún no ha sido juzgado.

El otro día el primer diario español sacó un editorial durísimo contra Puigdemont.

Puigdemont es el enemigo número 1 del Estado. Por eso me he apuntado a JxCat. Hay mucha más verdad en las informaciones sobre Catalunya de The New York Times o de Le Figaro que en las de la mayoría de medios españoles.

El editoralista parecía tener menos miedo a ERC.

La apuesta de ERC es válida, por supuesto, pero a veces parece que haya olvidado el 1-O.