Los vecinos denuncian alquiler de camas a inmigrantes en viviendas del Centro Histórico

Los vecinos del Centro Histórico de Lleida denuncian que desde hace semanas han aparecido en la puerta de varias casas del barrio unos carteles que ofrecen alquilar una cama a las personas que quieran pernoctar. La aparición de estos carteles es algo “habitual y que ocurre cada año, especialmente con la llegada de los primeros temporeros”, según los vecinos, lo que comporta que proliferen los denominados pisos patera, especialmente durante los meses de verano.

“Vimos los carteles el domingo pasado en los alrededores de la plaza del Dipósit”, dijo un portavoz de la plataforma del Pla de l’Aigua. “Sabemos que es un método que utilizan los colectivos de inmigrantes para alojarse entre ellos, sobre todo entre los temporeros, lo que provoca que haya viviendas abarrotadas de gente y que crezcan este tipo de chanchullos”, aseguró el portavoz.

Una opinión que también comparten desde la asociación de vecinos de Jaume I, que señala que esta es una práctica muy de moda en lugares como la calle Boters. “Ahí es donde están concentrados buena parte de las viviendas que se dedican a esto”, dijo un portavoz de la asociación. “En la mayoría de los casos, los que ofrecen las camas están de alquiler en la vivienda, por lo que la realquilan y lo suelen hacer por días o por horas”. Los vecinos también apuntaron que, en función de la época del año, tanto las tarifas como la forma de arrendar las camas va variando. “En los meses de invierno el alquiler de camas no está tan demandado y ofrecen alojamiento por horas, días o incluso semanas”. No obstante, en verano se satura mucho más el sistema, aseguran las asociaciones vecinales. “Cuando llegan los temporeros, que son los que utilizan más este servicio, funcionan las denominadas camas calientes: ofrecen la misma cama a dos o tres personas a la vez y estos se turnan en función del horario laboral. Cuando uno trabaja el otro duerme y viceversa y suele ser más caro que en invierno”.

Las entidades vecinales han denunciado esta práctica porque “es ilegal, se aprovechan de la desgracia de las personas y, en muchos casos, los pisos no reúnen las condiciones sanitarias para vivir”, concluyen.