SUCESOS PEDERASTIA
Otros cuatro exalumnos relatan abusos en Maristes
Otros cuatro exalumnos del colegio Maristes Montserrat de Lleida han denunciado haber sufrido abusos sexuales por parte del hermano Moisés González, por lo que ya son 14 las víctimas conocidas hasta ahora. Según informó ayer El Periódico, los nuevos testimonios desvelan que los delitos del religioso comenzaron en la posguerra y continuaron a lo largo de toda su trayectoria profesional en el centro, hasta mediados de los 80. Es el primer caso de abusos sexuales a menores que se ha destapado en un colegio religioso de Lleida. Según los nuevos testimonios, los abusos se remontarían al año 1945, cuando el hermano Moisés tocaba a los niños en la sala de actos del colegio, durante la proyección de películas de cine o en el interior de las aulas cuando ejercía de profesor de Primaria. La víctima de mayor edad tiene ahora 84 años y es el testimonio más antiguo hasta ahora de los casos denunciados en los colegios Maristes de Catalunya, que acumula 47 denuncias. En Lleida, ninguno ha presentado denuncia policial todavía. Este hombre señala, según esta información, que todos los alumnos sabían que debían evitar subirse al estrado durante las clases porque les tocaba los genitales, y que los peores abusos eran durante las proyecciones de películas. Otra de las víctimas señala que cuando pedían permiso para ir al baño, el profesor les tocaba los genitales y les preguntaba si podían aguantar un poco más, hasta que les dejaba ir. Este testimonio explica que el hermano Moisés pasó de ser profesor de Primaria a bedel a finales de los 60 o principios de los 70. Los primeros casos salieron a la luz hace dos semanas y las víctimas pusieron a disposición un correo electrónico (abusosmaristeslleida@gmail.com) para recabar más testimonios. Desde entonces, hay dos casos nuevos. Uno de ellos explica que el hermano Moisés “engatusaba a los críos de 6 y 7 años con caramelos en forma de bastón, de un palmo de largo, con envoltorios transparentes a rayas blancas”. Un juego, relata, que consistía en hacerles “lamer el caramelo, sin morderlo, mientras él lo iba cambiando de mano”. También señalan que los abusos en los años 70 se cometían durante las revisiones médicas.