SUCESOS JUSTICIA
El Estado indemniza a la primera de las víctimas del apuñalador neonazi
Le concede 17.892 € ante la insolvencia del condenado, que debía pagarle 194.000
El Estado ha indemnizado con 17.892 euros a Aurang Zeb, una de las víctimas de Alejandro Ruiz, el apuñalador neonazi que en 2014 sembró el pánico en las calles de Lleida. Condenado a 33 años de internamiento en un penal, se ha declarado insolvente y solo ha indemnizado a Zeb con 778 euros de los 194.000 euros que le debe pagar.
El ministerio de Hacienda ha otorgado una ayuda por invalidez permanente de 17.892 euros a Aurang Zeb, una de las cinco víctimas de Alejandro Ruiz Vidal, el apuñalador neonazi que en septiembre de 2014 atacó con un cuchillo a cinco personas, cuatro de origen extranjero, en el centro de Lleida y por el que fue condenado a 33 años de internamiento en un penal psiquiátrico. Aurang Zeb es el hombre de origen pakistaní al que dejó clavado el cuchillo en la espalda cuando se encontraba sentado en un banco junto a un banco del Parc de les Vies. La herida dejó a la víctima una discapacidad del 49% al afectarle la médula y le otorgaron la incapacidad total. La Audiencia fijó que el condenado le debía indemnizar con 194.000 euros pero Alejandro Ruiz se declaró insolvente y solo consta un pago de 778,67 euros. Por este motivo, Aurang Zeb, representado por el abogado Enric Rubio, solicitó ante el ministerio de Hacienda una ayuda que pudiera corresponderle como víctima directa de un delito violento o contra la libertad sexual. El Estado resuelve que “procede el reconocimiento de una ayuda definitiva por invalidez permanente por importe de 17.892,34 euros”. Caber recordar que la víctima estuvo más de un mes ingresada en el hospital (32 días) y otro 357 días impedido, padece el síndrome de cola de caballo, dolor neuropático y necesita asistencia de otra persona.
Otras de las víctimas del apuñalador, representadas por el letrado Xavier Prats, también han solicitado ayudas al Estado ante el impago de la indemnización por parte del condenado, al que la Audiencia de Lleida le impuso una indemnización total de 292.223 euros e incluye al hijo de 7 años de una de ellas, que presenció la agresión y tuvo que ir a terapia. Los afectados le reclamaron indemnizaciones que sumaban unos 500.000 euros. Aurang Zeb fue la última persona atacada. En el juicio explicó, sobre el cuchillo, que “intentó sacarlo pero no pudo. Se fue corriendo”. Todos ellos explicaron que los ataques fueron sorpresivos, por ser de origen extranjero (solo uno era de nacionalidad española).
El beneficiario es el hombre al que dejó un cuchillo clavado y al que otorgaron la incapacidad total
El joven de Logroño, que estudiaba cuarto de Medicina en la Universitat de Lleida, fue condenado con 33 años de internamiento en un penal psiquiátrico por cinco delitos de asesinato en grado de tentativa y uno de incendio. Ruiz Vidal se libró de esta forma de 48 años de reclusión (la Fiscalía pedía 81) porque el tribunal aplicó la eximiente incompleta de enajenación mental. Concretamente, le impuso seis años por cada ataque y tres por el incendio del apartamento que tenía alquilado en Rovira Roure.
El fallo dió por probado que el 22 de septiembre de 2014, movido por un “ánimo homicida”, salió de su piso de la avenida y durante 15 minutos atacó a cinco personas, cuatro de ellas de origen extranjero. La sentencia señaló que en tres de los casos había riesgo vital de no haber recibido asistencia médica, y que no había duda de que el objetivo era hacer daño por el uso de un cuchillo y por atacar zonas vitales.
Pánico ciudadano durante las 27 horas que estuvo desaparecido Desde que Alejandro Ruiz perpetró los ataques, sobre las 17.00 horas del lunes 22 de septiembre de 2017, hasta que fue detenido por una patrulla de la Guardia Urbana cuando regresó a su casa, sobre las 20.00 horas del martes 23, la ciudad de Lleida vivió en un estado de shock. Fueron 27 horas en las que se multiplicó la presencia policial en las calles ante el temor de que se produjera nuevos ataques y circularon infinidad de bulos. Muchos padres acompañaron a sus hijos al colegio. El apuñalador no se refugió en Lleida. Se fue andado y huyó hasta Balaguer. Al día siguiente cogió un taxi y regresó a Lleida, donde fue arrestado.