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Correos se reinventa

El ente público apuesta por nuevos mercados y propone que sus oficinas ofrezcan servicios bancarios || La digitalización y la paquetería, las otras alternativas ante la caída del envío de cartas

Dos trabajadoras clasifican las cartas en las oficinas de Correos en la calle Segovia de Lleida.

Dos trabajadoras clasifican las cartas en las oficinas de Correos en la calle Segovia de Lleida.MAITE MONNÉ

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Enviar una carta por Correos es algo que casi ha pasado a la historia, por lo que este ente público ya hace tiempo que apuesta por otros mercados en los que pueda seguir ofreciendo sus servicios a la ciudadanía. En este nuevo horizonte, la empresa plantea utilizar su red de oficinas por todo el territorio como entidades bancarias independientes.

Todo empezó hace 303 años, cuando el rey Felipe V convirtió el servicio de correos y mensajería en una institución más del Estado. A partir de entonces, la Sociedad de Correos y Telégrafos ha tenido que ir modificando su actividad para ir adaptándose a los tiempos. Hasta no hace tanto el reparto de cartas y paquetes constituía el grueso de su trabajo, pero ahora, con la incorporación de las nuevas tecnologías, esta empresa estatal tiene que reinventarse para ofrecer nuevos servicios que compensen la caída de los tradicionales.

En este sentido, el jefe de la red de oficinas de Correos en Lleida, Jordi Molins, recalca cuáles serán los tres pilares básicos de Correos para las próximas décadas. Uno de ellos prevé ofrecer servicios bancarios aprovechando que las entidades de este sector han cerrado en los últimos años un gran número de oficinas. “Cada vez hay menos entidades bancarias físicas y desde Correos se está apostando por que sus oficinas sirvan para enviar, recibir o gestionar dinero en sus instalaciones”, dice Molins. Esta idea es uno de los principales ejes que impulsa la nueva dirección de la entidad. A finales del año pasado sacó una tarjeta prepago que no está vinculada a ningún banco y a principios de este el presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, detalló que ya están en conversaciones con algunas entidades bancarias para ofrecer este servicio, especialmente en las zonas rurales. En este sentido, Molins recalca que “tenemos oficinas o ventanillas en casi cada pueblo del Estado, y actualmente en la provincia disponemos de 21 surcursales. Entonces, ¿Por qué no ofrecer esta posibilidad? Creemos que la de hacer de ‘banqueros’ es una buena alternativa pese a estar en un mundo cada vez más digitalizado”, apunta el jefe de la red de oficinas de Lleida.

En cuanto a los otros pilares con los que Correos aspira a reinventarse, la paquetería tendrá una importancia central. “Nos permite competir con empresas privadas, con la ventaja de que podemos aprovechar la red logística que utilizamos con el servicio de correos postales”, señala Molins. “Además, antes, cuando enviábamos un paquete, su precio iba en función del peso, ahora no todos los paquetes cuestan igual. Por otro lado, ofrecemos este servicio en todo el mundo gracias a convenios de colaboración con empresas extranjeras”, añade Molins, que señala que la paquetería se ha convertido en una de las piedras angulares de Correos en detrimento de las cartas y los telegramas. “Apenas recibimos una decena de telegramas al año”, apunta. El tercer pilar es la digitalización. “Escanear documentos, ya sean oficiales o personales, y enviarlos al destinatario. Así prestamos un servicio al ciudadano, ya que mucha gente no sabe escanear un documento”, dice por su parte la directora de la oficina de Correos en Lleida, Mercè Boldú.

No obstante, tanto Boldú como Molins recalcan que el servicio de mensajería seguirá siendo una de las prioridades de la entidad. “El volumen de trabajo ha descendido notablemente, al igual que el número de empleados, que en la provincia es de unos 700”, afirma Molins, que recuerda que en los años ochenta “llegamos a repartir 6.000 millones de cartas y paquetes al año”, tantos como personas hay en todo el planeta. Es por ello que su apuesta es por la innovación manteniendo la tradición. “Correos tiene 300 años, pero aún tenemos cabida y mucho que decir”, concluye Molins.

Una plantilla a la baja y profesionalizada A raíz del descenso de los envíos de cartas y la llegada de las nuevas tecnologías, Correos ha tenido que afrontar varios recortes de plantilla estos últimos años. “Actualmente somos unos 700 trabajadores en toda la provincia y Andorra”, señala Molins, quien recalca que “en las épocas buenas de la década de los 80, la plantilla superaba ampliamente el millar de trabajadores”. No obstante, afirma que la plantilla actual “está más profesionalizada y se dedica exclusivamente a Correos”.

Dos trabajadoras clasifican las cartas en las oficinas de Correos en la calle Segovia de Lleida.

Dos trabajadoras clasifican las cartas en las oficinas de Correos en la calle Segovia de Lleida.MAITE MONNÉ

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