ESNOTICIA
“Si los partidos no espabilan ya, la gente se espabilará por su cuenta”
Miles de leridanos llenaron sus tramos y cargaron contra la clase política || Ven la independencia más lejos que hace un año, pero confían en que “ese día llegará”
Ni la falta de unidad de los partidos soberanistas ni las previsiones de mal tiempo impidieron que ayer miles de leridanos llenaran hasta la bandera sus tramos en la manifestación de la Diada. Ya desde primera hora de la tarde se notaba que entre las calles Entença y Calàbria de Gran Vía se hablaba un acento diferente al que están acostumbrados a oír en Barcelona; eran los leridanos que llegaron con tiempo y comieron esperando en sus tramos a que la marea de manifestantes inundara la Gran Vía de esteladas y consignas en favor de la independencia, la liberación de los políticos encarcelados y la vuelta de los exiliados.
Una familia de Les Borges Blanques acababa sus bocadillos sentados en un banco de la calle Entença mientras reconocían que “no teníamos muy claro si venir o no este año por cómo están los partidos políticos, pero hemos decidido hacerlo por los presos y los exiliados”, señaló el padre. Unos metros más allá, David Miquel, un vecino de Vilanova de Bellpuig y sus amigos, señalaron que “hemos decidido venir a Barcelona esta misma mañana, ha sido improvisado, no queríamos venir porque los políticos no se aclaran ni entre ellos, pero el sentimiento ha podido más”. Y es que el hartazgo con la clase política y las discrepancias entre los partidos independentistas fueron las críticas más comunes de los asistentes a la manifestación, que reclamaron que mostraran la unidad que ellos han demostrado en las últimas ocho manifestaciones de la Diada. “O los partidos y los dirigentes políticos espabilan ya o la gente se espabilará sola”, advirtió Jaume Torres, un vecino de Tremp que reconoció que “este año bajamos bastante enfadados”.
Ir a Barcelona para la Diada fue una decisión que muchos leridanos tomaron de forma improvisada
Pasadas las cuatro en punto de la tarde, los leridanos empezaron a tomar posiciones en los cuatro tramos que la provincia disponía para la marcha y algunos criticaron que hubieran repartido las comarcas por distintos tramos de la manifestación en lugar de haberlas puesto todas juntas. “Llevabámos un rato en el tramo 15 pero un voluntario nos ha dicho que debemos ir al 20”, dijo Ángels Rodríguez, una vecina de La Pobla de Segur. “Ahora debo cruzar cinco calles antes que se llene todo. ¡Espero estar allí antes de que comience!”, dijo mientras se perdía en un mar de camisas azules.
A pocos minutos de que el reloj marcara las 17.14 horas, los tramos leridanos estaban llenos a rebosar y los gritos de I, inde, independència y llibertat presos polítics se enlazaban uno con otro a excepción de cuando pasaba el helicóptero de la Policía sobre sus cabezas, que era recibido con una sonora pitada por parte de los manifestantes. Otros que también estuvieron mucho rato por las alturas fueron los castellers de Lleida, que levantaron varias torres a lo largo de la tarde para amenizar la velada y que se compaginaban con las batucadas de Cervera o los gigantes que cruzaban la Diagonal para entretener a un público que esperaba que llegara la “hora H”. Cuando el reloj marcó el minuto 14 de las cinco de la tarde los organizadores de la manifestación, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), animó a los asistentes a repetir consignas en favor de la independencia, hacer ondear sus banderas y crear las primeras olas del “tsunami democrático” que se pretende llevar a cabo en los próximos meses. Llegó el momento de los discursos y las intervenciones por parte de los organizadores desde la plaza España, pero los leridanos, ya sea porque estaban muy lejos o porque no consideraban imprescindibles escuchar las intervenciones, estaban más pendientes de los castellers, hacerse fotos o combatir el calor en una calle con pocas sombras. Y es que pese a que los leridanos afrontaron con optimismo y ganas la jornada reivindicativa de ayer, muchos de ellos ven la independencia más lejos ahora que hace un año. “Hace falta dar un buen empujón a los polí- ticos, porque el pueblo está unido, pero ellos no y por eso la república está más lejos ahora que en 2018”, opinó David Surroca.
Una opinión que comparte Mari Carmen Segarra, una vecina de Lleida natural de Les Borges Blanques. “En el corazón de la gente la independencia está muy cerca, pero por parte de la clase política la veo más lejos, pero ese día llegará”, aseguró. Minutos después de las seis de la tarde, los primeros leridanos emprendieron su vuelta a casa con la satisfacción del deber cumplido. “A ver cómo salimos ahora de aquí”, dijo un hombre con una bandera de Lleida a la espalda en la boca del metro de la parada de Rocafort. No obstante, para algunos la jornada festiva y reivindicativa continuaba y se preparaban para ir a los conciertos que se celebraban en distintos puntos de la capital catalana u optaban por quedarse un poco más en la Gran Vía.
Entre los que optaron por esta segunda opción había unos nigerianos ataviados con esteladas y con banderas de su región, Biafra. Uno de ellos explicó que “queremos la independencia de Biafra y apoyamos a Catalunya en su causa, debemos estar unidos en estas luchas”. Una opinión que respalda la mayoría de la gente, pero que algunos los políticos, parecen, ignoran.