TRÁFICO BALANCE
Aumentan un 64% los conductores imputados por exceso de velocidad
El año pasado hubo 23 casos en las comarcas de Lleida por los 14 del año 2017
Circular a más de 200 kilómetros por hora por una autovía, superar los 170 km/h por una carretera o ir a más de 100 km/h por una zona urbana no solo es una infracción de tráfico sino que también es delito penal. En la comarcas de Lleida, la cifra de conductores imputados el año pasado por circular a una velocidad penalmente punible se dispararon un 64,3% respecto al año anterior. Concretamente, en 2018 fueron llevados ante el juez un total de 23 ‘fittipaldis’ por los 14 del 2017, según la Memoria de Fiscalía. Sin embargo, solo representaron el 6,4% de los conductores imputados por delitos contra la seguridad vial. La mayoría, un 60%, eran personas sorprendidas conduciendo bajo la influencia del alcohol (más de 0,60 mg/l) o las drogas.
El autor de un delito de exceso de velocidad punible puede ser condenado a una pena de prisión de tres a seis meses, una multa de seis a doce meses, trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días y la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.
Pueden ser condenados a seis meses de cárcel y a hasta cuatro años de retirada del carnet
Este año, y más concretamente en las últimas semanas, los Mossos d’Esquadra han denunciado penalmente a cinco ‘fittipaldis’. Así, el fin de semana del 21 y 22 de septiembre, tres conductores fueron cazados en controles de velocidad en la autopista AP-2 en Torres de Segre (214 km/h), la C-26 en Camarasa (189 km/h) y la C-14 en Tàrrega (180 km/h). La semana pasada detectaron a un joven de Aitona de 20 años a 239 kilómetros por hora en la A-22 en Raimat y el lunes un conductor andorrano fue sorprendido a 211 km/h por la autovía A-2 a su paso por Cervera. En la mayoría de casos, los infractores conducen coches deportivos o son motoristas.
Por otra parte, cabe señalar que los Mossos han aumentado los controles con pistola radar para detectar furgonetas que circulan a más de 90 km/h en autovías y la autopista. Por su volumen, los radares fijos las consideran turismos, con un límite de 120 km/h.