ESNOTICIA
Más de 8.000 leridanos se concentraron en la avenida Blondel
El ‘Tsunami Democràtic’ en Lleida fue literal. La tormenta de las 20.00 horas de ayer no evitó que unas 8.000 personas, según la Guardia Urbana, y 12.000, según los organizadores, se concentraran en la avenida Blondel, delante de la fachada de la Paeria, para mostrar su rabia contra la sentencia del ‘procés’. Después de que Cafia Alisalem leyera el manifiesto (ver página 11), los Cantaires de Ponent interpretaron bajo una intensa lluvia l’Estaca y Els Segadors, a las que se unieron las voces de todos los presentes. El ambiente era de indignación ante la sentencia y contra un Estado al que acusaron de no ser democrático. Los Castellers de Lleida hicieron una torre y desplegaron una pancarta que exigía libertad para los independentistas presos. En la primera línea estaba el equipo de gobierno municipal, encabezado por el alcalde de, Miquel Pueyo. También se colocó una pancarta en frente de la fachada del consistorio en la que se podía leer: ‘Nuestra sentencia, independencia’, y en la que había dibujada una corona real boca abajo y, en el otro extremo, una bandera independentista. Además, una treintena de tractores ocuparon el Pont Vell. Al finalizar la convocatoria, cientos de manifestantes se dirigieron hasta la subdelegación del Gobierno, donde algunos de ellos estuvieron alrededor de una hora tirando petardos, huevos y latas y botellas a los agentes de la Policía Nacional que custodiaban la sede. Después de varios avisos de los Mossos d’Esquadra, la policía catalana decidió cargar contra los concentrados. Intentaron dispersar a la multitud con porras, proyectiles y con carreras con los furgones, mientras varios manifestantes les lanzaban objetos. La policía consiguió moverles hasta el Pont Vell e hicieron un cordón policial al inicio de la avenida Francesc Macià. Durante las cargas, hubo al menos un detenido y dos personas heridas que fueron atendidas por el SEM. A una de ellas, Sergi Balaguer, le impactó un proyectil de Foam, por lo que exigió eliminar este tipo de armas. Cuando el ambiente se calmó, hacia las 23.00, el subdelegado, José Crespín, salió del edifico por la puerta de atrás.