Manifestación histórica en Lleida contra la sentencia y nuevos disturbios posteriores

La ciudad de Lleida vivió ayer otra jornada histórica con una de las manifestaciones más multitudinarias de las últimas décadas. Alrededor de 30.000 personas según la Guardia Urbana, 45.000 según los organizadores, inundaron las calles de la ciudad para rechazar la sentencia del “procés”, defender los derechos laborales, las libertades y contra la represión. Así lo indicaba la pancarta que lideraba la marcha, escoltada por 150 tractores procedentes de varios municipios, que arrancó en la plaza Ricard Viñes y acabó delante del palacio de la Paeria, en la avenida Blondel. Una vez ya finalizada la protesta, centenares de personas se congregaron ante el cordón policial que impedía acceder a la subdelegación del Gobierno y, pese a los intentos de parte de los asistentes por evitar la confrontación, finalmente hubo disturbios y cargas policiales por las calles del Eix Comercial y Blondel.

Fue un triste epílogo de una movilización pacífica que había empezado a las 18.00 horas en una plaza Ricard Viñes abarrotada desde bastantes minutos antes. Un total de 150 tractores encabezaron y cerraron una marcha que, en un ambiente festivo, avanzó por Rambla d’Aragó y avenida Catalunya mientras buena parte del grueso de los manifestantes todavía no habían salido de Ricard Viñes. Además de los ya clásicos “Llibertat presos polítics” e “i, inde, independència”, los manifestantes corearon nuevas consignas como “Bombers i pagesia, la nostra policia” o “Els tractors seran sempre nostres”, mientras los demás ciudadanos que no participaban en la marcha la grababan. Una vez que la cabecera de la marcha llegó delante de la Paeria, mientras la cola todavía avanzaba por Rambla d’Aragó, se procedió a la lectura del manifiesto, que corrió a cargo de tres mujeres: Maribel Saéz, profesora y miembro de Colors de Ponent, Rosa Aguilà, de la Intersindical Alternativa de Catalunya, y Judit Ribera, de la CSC. Entre ellas se repartieron un discurso que fue desde la defensa y reivindicación de los derechos laborales, la recuperación de la dación en pago que el Tribunal Supremo suspendió después de que el Parlament la aprobara y la condena contra la sentencia, reclamando la liberación de los políticos independentistas, el fin de la represión, haciendo hincapié en que “el movimiento independentista siempre ha sido pacífico y debe seguir siéndolo”.

Una vez se desconvocó la manifestación, centenares de personas se congregaron frente a la subdelegación del Gobierno, fuertemente vigilada por los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional. Mientras ese grupo lanzaba huevos, botellas y petardos a los agentes, decenas de personas se interpusieron entre ellos y los radicales al grito de “Així no, no és la solució” y “som gent de pau”. Durante unos minutos consiguieron contener a los incontrolados, a la vez que una vecina bajó de su casa para recriminarles su actitud al grito de “¡Se acabó!”. No obstante, los radicales fueron a la plaza la Pau para esquivarles y, finalmente, la Policía primero y los Mossos después cargaron contra ellos. Empezaron así los disturbios, con barricadas urbanas por Blondel y el Eix. Las fuerzas policiales mantuvieron a distancia a los manifestantes disparando pelotas de foam, a lo que ellos respondían con petardos y el lanzamiento de objetos y piedras. Entre otros desperfectos, los incontrolados prendieron fuego a una parada de autobús y a una cabina de la Once en la plaza Sant Francesc. Los incidentes se saldaron con varios heridos, uno de los cuales habría recibido el impacto de un proyectil en un ojo.

Libres con cargos seis de los detenidos por altercados Seis de los detenidos por los disturbios que hubo la noche del miércoles en Lleida quedaron ayer en libertad con cargos tras declarar en el juzgado de guardia. Están investigados por los delitos de desórdenes públicos, daños y hurto (por el pillaje en varios comercios del Eix). La titular del juzgado de Instrucción 3 acordó comparecencias quincenales en el juzgado para todos ellos y acordó varias órdenes de alejamiento. De esta forma, dos de los investigados no podrán acercarse a menos de 500 metros de la subdelegación del Gobierno de Lleida. Otro arrestado no podrá acercarse a menos de 200 metros de Hacienda, por haber participado supuestamente en el incendio a la entrada del edificio. Otro detenido deberá mantenerse alejado tanto de la subdelegación como de Hacienda. En total, los Mossos han arrestado a 22 personas y solo uno de ellos ha ingresado preventivamente en prisión. Está acusado de romper un brazo a un agente de la Brimo.